La soledad es como una moneda: tiene dos caras. Puede ser algo elegido y buscado para liberarse, dar rienda suelta a la imaginación, vivir momentos de introspección y observación y disfrutar de un estado de paz y calma. O puede ser una prisión, una habitación oscura o una casa vacía que se llena con dolor, tristeza, sufrimiento y hasta con enfermedad. Así es la soledad: puede ser considerada positiva o negativa, pero además es ambivalente, circunstancial y paradójica. La clave para conocer su efecto sobre la mente y el cuerpo reside en esta pregunta: ¿es una soledad deseada?
El matiz es importante pues, como explica la psicóloga Gabriela Paoli, presidenta de la asociación Nexum y experta en adicciones tecnológicas y redes sociales, la «soledad no deseada» es la percepción subjetiva de que las relaciones que se mantienen son insuficientes o no tienen la intensidad o la calidad que se desea. «Un punto importante es que esta soledad puede ser real o percibida, ya que esa persona puede estar rodeada de amigos, compañeros, familia o pareja y, aún así, sentirse sola», plantea.
¿A quién afecta más?
Como describe el último barómetro de la soledad no deseada en España 2024, elaborado por la ONCE y la Fundación AXA, en la actualidad cerca de un 20% de los españoles sufre de este tipo de soledad, y otro 30% asegura haberla padecido en algún momento de su vida. El estudio, además, certifica que son las mujeres quienes más la sufren (hasta el 21,8% reconocen padecerla, frente a un 18% de los hombres).
En cuanto a la edad, el informe revela que esta percepción de soledad no deseada se produce en forma de 'U', es decir, se da en mayor medida entre los más jóvenes, se va reduciendo en la edad adulta media y de nuevo asciende entre las personas mayores.
Grupos más vulnerables
Cómo saber si alguien de tu entorno sufre
La soledad no deseada es una experiencia difícil y, tal como revela Paoli, puede manifestarse tanto emocional como físicamente. Esta serían algunas señales claras que pueden ayudar a identificarla:
1. Aislamiento social: evita salir, no participa en actividades sociales o se aleja de amigos y familiares. Incluso cuando está en compañía, puede parecer desconectada o distante. También puede darse casos en los que se aprecie dejadez personal y de falta de higiene.
2. Cambios en el estado de ánimo: puede mostrar signos de tristeza persistente, desesperanza, o una sensación general de vacío. Puede también volverse más irritable o ansiosa. Incluso pueden mostrarse inquietos o llegar a perder funciones cognitivas básicas como memoria, atención y concentración.
3. Baja autoestima y auto-confianza: puede sentirse inadecuada, no deseada o poco valiosa. A menudo, quienes sufren soledad no deseada creen que no son merecedores de afecto o compañía.
4. Falta de energía, apatía y desmotivación: puede mostrar una disminución en el interés por actividades que antes disfrutaba, o puede tener dificultades para encontrar motivación para realizar tareas cotidianas. Es muy frecuente la procrastinación.
5. Problemas de sueño: pueden experimentar insomnio, dificultades para conciliar el sueño, o bien dormir en exceso como una forma de evadir la realidad. En adolescentes se da un caso frecuente: dormir por el día y estar conectados a sus dispositivos por las noches, algo que da lugar a un cambio en el patrón del sueño.
6. Cambios en la alimentación: pueden perder el apetito, mientras que otras pueden comer en exceso como una forma de consuelo. Además de comer de forma desordenada o poco saludable. O incluso pueden llegar a consumir más alcohol, tabaco o medicación.
7. Hablar constantemente sobre sentirse solo: puede mencionar repetidamente que se siente sola, incluso estando rodeada de otras personas. O pueden no ser conscientes de ese sentimiento y mostrar que sienten vacío, silencio, tristeza…
8. Dificultades para establecer nuevas relaciones: puede tener problemas para formar o mantener relaciones significativas, y puede sentir que no encaja o que no es comprendida por los demás.
9. Uso excesivo de redes sociales o aumento del tiempo online: a veces la soledad no deseada se manifiesta en el uso compulsivo de redes sociales, buscando una conexión y comunicación que no encuentra en la vida real, también muchas veces sirve para evadirse de la realidad o tapar problemas existentes.
10. Problemas o molestias físicas: la soledad puede manifestarse físicamente a través de dolores inexplicables, hinchazones, bultos, fatiga crónica, problemas gastrointestinales, dolores de cabeza… etc.
Cómo afecta al cuerpo y a la mente
El impacto en la salud física, mental y psicológica es significativo. De hecho la presidenta de Nexum asegura que es posible distinguir consecuencias en cada una de estas áreas:
Consecuencias físicas
Problemas cardiovasculares: la soledad crónica se asocia a un mayor riesgo de hipertensión, enfermedades cardíacas y accidentes cerebro-vasculares.
Sistema inmunológico debilitado: esto hace que las personas sean más susceptibles a infecciones y enfermedades.
Alteraciones del sueño: la falta de sueño o la mala calidad del mismo, lo que termina afectando a la salud general.
Aumento de la inflamación: puede incrementar los niveles de inflamación en el cuerpo, lo que está relacionado con diversas enfermedades crónicas.
Mayor riesgo de mortalidad: puede aumentar el riesgo de muerte prematura, comparable con otros factores de riesgo como la obesidad o el tabaquismo.
Consecuencias mentales
Depresión: la soledad prolongada es un factor de riesgo importante para el desarrollo de esta enfermedad, ya que puede llevar a sentimientos persistentes de vacío, tristeza y desesperanza.
Ansiedad: suelen experimentar o intercalar la tristeza o depresión con altos niveles de ansiedad, especialmente ansiedad social, lo que puede llevarles a evitar situaciones sociales y agravar su aislamiento.
Efectos en sus capacidades: la soledad está relacionada con un mayor riesgo de deterioro cognitivo y demencia en la vejez.
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Estrés crónico: puede desencadenar una respuesta de estrés crónica, que a su vez puede afectar negativamente la salud mental y física.
Consecuencias psicológicas
Sentimientos de inutilidad y baja autoestima: la soledad puede llevar a que las personas se sientan menos valiosas, lo que afecta a su autoestima y a su capacidad para hacer las cosas, tomar decisiones, etc.
Sensación de vacío y desesperanza: la falta de relaciones y conexiones significativas puede hacer que las personas se sientan vacías y desesperanzadas sobre su presente y su futuro.
Aislamiento voluntario: a menudo, las personas que experimentan soledad no deseada comienzan a aislarse más, lo que refuerza el ciclo de la soledad.
Distorsiones cognitivas: la soledad puede llevar a pensamientos distorsionados, como creer que no se es digno de ser amado o que no se pertenece a ningún grupo social, o que la familia se ha olvidado de ella o de él.
En resumen, la soledad no deseada tiene un impacto profundo y negativo en la salud, pues afecta a la calidad de vida, aumenta el riesgo de padecer enfermedades cardio y cerebro vasculares, demencia, depresión, ansiedad e incluso muerte prematura. «Sus consecuencias serían equiparables a fumar 15 cigarrillos al día», explica Paoli.
El doble filo de la tecnologúa
La hiperconectividad y el uso de redes sociales pueden tener un impacto complejo y contradictorio en las personas que sufren de soledad no deseada, según revela la psicóloga y presidenta de Nexum, ya que puede tener una incidencia negativa o positiva, en función del uso consciente que se haga de ella.
Efectos negativos
Pero no todo es negativo, ya que bien conducidas, es posible obtener efectos positivos de la conexión online:
Efectos positivos
Aunque las redes sociales y la hiperconectividad ofrecen oportunidades para aliviar la soledad, la psicóloga aclara que pueden intensificarla, si no se usan de manera saludable y no se abusa de ellas. «Las interacciones virtuales suelen carecer de la profundidad emocional de las relaciones cara a cara, y el uso excesivo o la dependencia de estas plataformas puede exacerbar, intensificar y prolongar la sensación de aislamiento», argumenta Paoli. Por eso la experta incide en la necesidad de encontrar un equilibrio buscando conexiones reales y utilizando las redes sociales de manera consciente y moderada, de modo que no se use como única manera de comunicarse e interactuar con los amigos, conocidos o familiares.
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