NUEVA YORK,EE.UU./ AGENCIA EFE.- La Escuela de Salud Pública de la Universidad de Harvard informó este lunes que un grupo de investigadores encontró evidencia de que la soledad prolongada puede aumentar considerablemente el riesgo de sufrir un accidente cerebrovascular, pero no es el único trabajo al respecto.
La soledad es como una moneda: tiene dos caras. Puede ser algo elegido y buscado para liberarse, dar rienda suelta a la imaginación, vivir momentos de introspección y observación y disfrutar de un estado de paz y calma. O puede ser una prisión, una habitación oscura o una casa vacía que se llena con dolor, tristeza, sufrimiento y hasta con enfermedad. Así es la soledad: puede ser considerada positiva o negativa, pero además es ambivalente, circunstancial y paradójica. La clave para conocer su efecto sobre la mente y el cuerpo reside en esta pregunta: ¿es una soledad deseada?
DIARIO DE SALUD.- La llamada de una desconocida llegó cuando Dianne Green más la necesitaba. En la casa donde crió cuatro hijos, llorando la muerte reciente de familiares, sin animarse a ver a sus nietos y biznietos por el COVID-19, nunca se había sentido tan sola. Hasta que un día sonó su teléfono celular. Y escuchó la voz alegre de Janine Blezien, una enfermera de un programa de “llamadas de amigo” de un hospital creado durante la pandemia para ayudar a personas mayores que están solas.