La autora es médico geriatra. Reside en Santo Domingo
Por Rosy Pereyra Ariza
El cuerpo humano es capaz de increíbles muestras de flexibilidad, fortaleza y resistencia. En la medida que envejecemos, el disfrute que tenemos al realizar actividades físicas puede disminuir, pero esto debe darle mayor importancia a que reconozcamos el papel esencial que las actividades físicas juegan en casi todos los aspectos de nuestra vida.
El transportarnos nosotros mismos en distancias cortas o largas, preparar nuestras comidas, atender nuestras propias necesidades, hacer el amor, y casi todo en nuestra vida necesita algún nivel de esfuerzo físico.
Sin embargo, muchos de nosotros nos pasamos más tiempo sentados, mirando TV, manejando etc., en vez de dedicarle algún tiempo a hacer ejercicios.
En ausencia de actividad física de manera regular, el cuerpo humano rápidamente pierde masa muscular en la medida que envejece. Después de los treinta años, los huesos comienzan a afinarse en la medida que el cuerpo usa el calcio y otros minerales almacenados en el esqueleto más rápido de lo que los deposita.
Esa pérdida de densidad ósea se le llama osteopenia. En las mujeres, después de la menopausia, este proceso se acelera y esto puede llevar tanto a hombres como a mujeres a la desmineralización severa que se llama osteoporosis.
Nuestros músculos también disminuyen con la edad, perdiéndose no solo la fuerza, también se ponen más pequeños, resultando en una disminución de nuestra habilidad para hacer trabajo físico.
Este proceso se llama sarcopenia.
Además de eso, el número de latidos cardíacos por minuto también disminuye con el tiempo. La velocidad con que nuestro corazón late disminuye cerca de 7-8 latidos por minuto; con el paso de cada década esto hace que menos sangre llegue al pulmón y por consiguiente menos oxígeno llegará a las células, cerebro y otros órganos.
Pero, todos estos cambios que el envejecimiento nos trae pueden ser contrarrestados en parte si nos ejercitamos regularmente.
Pero lo primero que tiene que hacer es conocer su índice de masa corporal, porque esto le permitirá planificar la rutina necesaria.
Luego de esto debe seleccionar un ejercicio aeróbico, encontrando un ejercicio que usted pueda hacer veinte a treinta minutos por día tres o más veces por semana (caminar, nadar, correr). Si esto es muy difícil para usted, divídalo en dos o tres sesiones de 10 minutos por día.
Se deben utilizar en días alternados.
Si usted comienza a irse de lado, es porque su balance no es bueno. Si usted quiere conocer los ejercicios para mejorar su balance, solo tiene que escribirnos a nuestro correo electrónico y con gusto le responderemos.
La incorporación de un programa regular de ejercicios en su vida puede ser invaluable para controlar su peso, mantener la movilidad, la flexibilidad y hasta mantener sus funciones cognitivas.
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