
Por Isabel Valerio Lora
“La ciencia es el alma de la prosperidad de las naciones y la fuente de vida de todo progreso”. Louis Pasteur.
Sabiendo que, el objetivo general de la economía es analizar como los individuos reparten y gestionan sus recursos limitados cuando sus necesidades son ilimitadas, es decir, buscar una solución al problema de escasez y que las decisiones que tomamos de consumo, sea para comprar un bien o un servicio, dependen de muchos factores que la economía “clásica” no tomaba en consideración, como son: el estado de ánimo, la actitud del consumidor, la personalidad o incluso las condiciones climáticas el día de la compra, Daniel Kahneman , economista conductual, insatisfecho por la forma en que se estaba abordando el comportamiento económico del hombre, introdujo una investigación psicológica aplicada al campo de la economía y da origen a la economía conductual.
La economía conductual es una de las ramas de la economía que utiliza aspectos de la psicología, las neurociencias y el estudio de las emociones para explicar cómo funciona la economía, qué ocurre en los mercados, cómo se comportan las personas y toman de decisiones influenciadas por sus limitaciones humanas, desde una perspectiva completamente diferente a la que la economía analizaba
La economía del comportamiento aplica la investigación científica al conocimiento social, humano, cognitivo y emocional, buscando comprender las decisiones económicas que toman los seres humanos y cómo estas decisiones se ven reflejadas luego en los mercados y en la distribución de los recursos.
Los resultados de los experimentos conducidos por los economistas conductuales Daniel Kahneman (premio Nobel de Economía del año 2002),Richard Thaler y Dan Ariely, rompen con una de las leyes más importantes de la economía clásica: la idea de que los individuos siempre toman decisiones de manera racional, ya que se descubre que los seres humanos somos fundamentalmente irracionales y estamos motivados por prejuicios cognitivos inconscientes e influencias externas, lo que provoca que las implicaciones de estos hallazgos alejen el modelo ideal de comportamiento racional que respalda la economía convencional y el comportamiento real que muestran las personas a diario.
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