Ocho mitos alrededor de la dislexia

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EFE Reportajes.- Leer y escribir es un arduo trabajo para los niños con dislexia. No son vagos ni tienen un cociente intelectual bajo, pero encuentran importantes dificultades en lo relativo a la lectura y la escritura. Junto a varios especialistas, nos acercamos a este trastorno y a las falsas creencias que le rodean.


La dislexia es un trastorno del neurodesarrollo que se engloba en el grupo de trastornos específicos del aprendizaje e implica dificultad en la lectura o en la expresión escrita, según el manual diagnóstico DSM-V.


“Su origen es neurobiológico y se caracteriza por dificultades en el reconocimiento preciso o fluido de las palabras escritas. Esta dificultad normalmente proviene de un déficit en el componente fonológico del lenguaje”, indica Claribel López Rodríguez, logopeda del Centro Cuarto de Contadores ubicado en la localidad madrileña de Leganés (España). (https://www.cuartodecontadores.es/)


 Se trata de un trastorno específico y de carácter persistente. “Es específico ya que la dificultad para los niños con dislexia reside únicamente en el desempeño de tareas que implican el uso de la lectura y la escritura, lo que excluye de este trastorno a niños con alteraciones cognitivas, físicas o socioculturales. El carácter persistente de la dislexia hace referencia a que no es una dificultad evolutiva ni se ve solventada en poco tiempo de intervención”, aclara la especialista.


Por su parte, Llorenç Andreu, director del máster universitario de dificultades del aprendizaje y trastornos del lenguaje de la Universidad Abierta de Cataluña (UOC, por sus siglas en catalán), subraya que la dislexia “es fundamentalmente una dificultad que afecta a la automatización de la lectura y que tiene como consecuencia una velocidad de lectura muy lenta. Los niños con este trastorno tienen una especial dificultad para establecer la relación entre las grafías y los fonemas”.


MITOS A TENER EN CUENTA.


 Diagnosticar la dislexia lo antes posible es importante de cara a su tratamiento.Para ello, es fundamental saber reconocer sus signos y síntomas. No obstante, existen muchos mitos relacionados con este trastorno que pueden dificultar la tarea.


1.- Suele pensarse que, si a un niño le cuesta aprender a leer y escribir, significa que es disléxico. Sin embargo, esto no siempre es así.


“Hay que hacer una valoración para cerciorarse de si es realmente dislexia y no una discapacidad intelectual, por ejemplo”, indica Beatriz Gavilán, neuropsicóloga y profesora colaboradora de la UOC.


En este sentido, la especialista señala que actualmente muchos profesores tienen la formación necesaria para detectar cuándo un niño puede ser disléxico.


Por lo tanto, “es recomendable que los padres estén atentos, pero que confíen en el criterio del colegio. En el caso de que exista sospecha y el centro no haya informado, no está de más acudir a un especialista”, aconseja.


2.- Se da la creencia de que los niños con dislexia tienen un cociente intelectual un poco más bajo. Sin embargo, ni son más listos ni menos listos que la media.



De hecho, “este no es un criterio para poder ser diagnosticado como disléxico. Si un niño tiene un cociente intelectual bajo, tendrá problemas de lectura como consecuencia de su baja capacidad cognitiva. Los disléxicos tienen problemas de lectura a pesar de tener un cociente intelectual dentro de la normalidad”, explica Llorenç Andreu.


3.- La idea de que los niños bilingües no pueden tener dislexia está bastante arraigada. En cambio, los especialistas subrayan que este trastorno afecta tanto a los niños bilingües como a los monolingües.


4.- Otro mito sobre la dislexia es el que indica que puede ser provocada por un mal hábito de lectura. No obstante, este trastorno NO se produce por falta de tiempo de lectura.


“Un niño que nace sin ninguna predisposición para tener problemas lectores, si no recibe una instrucción lectora adecuada y no lee regularmente, tendrá un nivel bajo de lectura, pero no dislexia. En el momento que trabaje intensamente la lectura, mejorará rápidamente”, manifiesta el profesor.


5.- Tiende a pensarse que, si un niño disléxico se esfuerza, puede aprender de forma normal.


En este sentido, Llorenç Andreu aclara que los niños con este trastorno no son vagos, tienen muchas dificultades para leer, de modo que, “incluso con mucho esfuerzo, pueden obtener un nivel de lectura bajo”.


Asimismo, Beatriz Gavilán indica que las frases del tipo “es un poquito vago” o “¿ves como si te esfuerzas lo consigues?” son especialmente “peligrosas” porque transmiten al niño que, de alguna forma, es culpa suya. Además, por mucho que se esfuerce, “va a necesitar ayuda externa”, apunta.


6.- Se da por sentado que los niños disléxicos sacarán siempre peores notas. Si bien ser disléxico no implica sacar siempre malas notas, los niños con este trastorno “tienen problemas académicos es un porcentaje muy elevado”, afirma Llorenç Andreu.


“Pensemos que, durante los primeros años de escolarización, los niños aprenden a leer y posteriormente aprenden leyendo. Si una herramienta tan importante para el aprendizaje está afectada, el aprendizaje también lo estará”, recalca.


Así, Beatriz Gavilán añade que, “para el buen desarrollo educativo de los niños con dislexia, es importante que el colegio emprenda las adaptaciones necesarias que ayuden a estos alumnos”.


7.- Muchas personas creen que la dislexia es una enfermedad que se cura con el tratamiento adecuado.


A este respecto, Llorenç Andreu aclara que la dislexia no es una enfermedad, es un trastorno del aprendizaje que no se cura, sino que se mejora.


El especialista expresa: “con una intervención adecuada centrada en el trabajo de la fonología y la conversión de grafemas a fonemas, se pueden minimizar sus efectos”.


“Es importante hacer un diagnóstico temprano porque el cerebro de los niños es plástico y, cuanto antes se trabaje sobre las conexiones neuronales que dificultan el aprendizaje lector, mejores serán los resultados y menos riesgo habrá de fracaso escolar”, subraya Beatriz Gavilán.


8.- En cuanto al tratamiento en sí mismo, la logopeda Claribel López recuerda que es importante tener en cuenta que no existe un tratamiento milagroso para la dislexia.


“Este es un trastorno que requiere una intervención sistemática, intensiva e individualizada”, destaca.


“Para llevar a cabo un buen tratamiento es imprescindible realizar una buena evaluación inicial, que marcará los objetivos en función de las dificultades específicas que presente cada niño”, indica López.


“Desde el área de logopedia, en líneas generales, la intervención se centra en cuatro pilares: entrenamiento en la conciencia fonémica, entrenamiento en la decodificación fonológica, adquisición de representaciones de segmentos y palabras enteras y fluidez en el acceso al léxico”, detalla.


“El sistema educativo basa el aprendizaje en el uso de la lectura y de la escritura. Por ello, la dislexia suele correlacionar con déficit de atención, baja autoestima o dificultades académicas, entre otros problemas. Es importante que el abordaje terapéutico sea pluridisciplinar e implique tratamiento de logopedia y psicología, en coordinación siempre con el entorno educativo y familiar del niño”, concluye.

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