La familia ante una enfermedad crónica

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Por Isabel Valerio Lora


“La paz y la armonía constituyen la mayor riqueza de la familia.”
Autor: Benjamín Franklin


Curtin y Lubkin (1986) definieron la enfermedad crónica, como «la presencia irreversible, con agravación o latencia de estados de enfermedad o de deterioro que comprometen a todo el entorno humano en el apoyo, el mantenimiento de la autonomía o de las funciones vitales y en la prevención de nuevas incapacidades».

Cuando existe una enfermedad crónica, la familia constituye una pieza esencial en la recuperación del paciente, pero ante la noticia sufre una crisis de desorganización que impacta a todos sus miembros.

La Dra. Elisabeth Kubler-Ross, citada por De la Serna P. (2001) ha identificado las cinco etapas de ajuste a medida que aprendemos a aceptar una enfermedad crónica: negación, Ira/enfado, negociación, depresión y aceptación

La Negación: es un mecanismo de defensa que nos permite amortiguar el dolor. En esa etapa la familia se siente sola, desconoce sobre la enfermedad y cómo puede afecta y predominan los miedos.

La ira o el enfado: la familia reconoce que la enfermedad es evidente y que no se puede negar. Aparecen todos los sentimientos asociados a la ira que hacen más complicado el proceso.

La Negociación: en esa etapa la familia intenta llegar a un acuerdo para mejorar la salud del enfermo y su calidad de vida, basado en la realidad de la enfermedad.

La Depresión: en esa etapa aparecen sentimientos de inutilidad, miedo a las vivencias e incapacidad que pueda generar la enfermedad crónica en el familiar. Puede presentarse r llanto fácil, sentimientos de desesperanza, falta de deseo de hacer cosas que antes disfrutaba, dificultad para concentrarse, trastornos en el sueño y en el apetito.

La Aceptación de la enfermedad: Habiendo pasado por las cuatro etapas anteriores, se acepta la enfermedad como parte de la vida, como una realidad con la que se debe vivir.

La aceptación no es resignación, es comprender que la vida será distinta a la que se tenía y que implica comprensión y paciencia ante el familiar enfermo.

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