Aportes del dibujo a nuestro cerebro

Por Isabel Valerio Lora

“Si escuchas una voz en tu interior que dice “no puedes pintar”, pinta y la voz será silenciada”. 

Vincente Van Gogh.

Cuando nuestra mente racional está saturada de situaciones que no sabemos controlar, dibujar nos puede ayudar, ya que, nos permite mantener la calma, potenciar la concentración, reencontrarnos y hasta evocar mensajes del inconsciente. Wammes, J. D. et. Al. (2016).

La terapeuta Victoria Nazarevich recomienda el dibujo como terapia de comunicación interna y sugiere a sus pacientes:

1. Si están enojados, dibujar líneas y luego círculos. Las líneas representan la agresividad y liberan el enojo; luego realizar trazos suaves en formas redondas.

2. Si están tensos, dibujar patrones. Pueden ser círculos concéntricos o triángulos consecutivos, para liberar las preocupaciones.

3. Si se sienten decepcionados, replicar una pintura. Al concentrarnos en los detalles, nos sentiremos mejor.

4. Si necesita entenderse, dibujar mándalas. Estas representaciones generan un estado de tranquilidad y paz. Carl Jung las usaba para calmar a sus pacientes y creía que contribuían a la integración psíquica.

5. Si queremos concentración, dibujar puntos. El puntillismo es una técnica de pintura que se basa en crear las imágenes a partir de pequeños puntos.

6. Si está desesperado, dibujar caminos. Esto envía un mensaje al inconsciente y nos permite ver posibilidades.

7. Si está triste, dibuja arcoíris y flores. Al utilizar varios colores, nos tornamos más positivos y alegres.

8. Si está agotado emocionalmente, dibuja paisajes verdes. La naturaleza tiene un enorme poder restaurador e infunde esperanza.

9. Si se siente estancado, dibuja espirales. La espiral es el símbolo del desarrollo, nos sirve para recordar que el movimiento no siempre es hacia adelante sino que en ocasiones también es hacia atrás. Dibujar espirales y concentrarte en su significado servirá para recordarte que no existe evolución sin retrocesos.

10. Si necesitas recordar algo, dibújalo. Crear imágenes, en lugar de recurrir a las palabras, potencia considerablemente nuestra memoria. Esto lo corrobora un estudio realizado en la Universidad de Waterloo