La epidemia de los antivacunas: la otra lucha contra el COVID-19 que puede agravar la pandemia

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INFOBAE.- Mientras en la mayoría de los países aún hay problemas para hacerse de dosis de vacunas anti-COVID-19, las naciones más desarrolladas se precipitan directo a una pared frente a las poblaciones que son antivacunas.


Una de las fórmulas que detenga al coronavirus.


Una “epidemia” de antivacunas alerta a científicos y autoridades sanitarias, quienes además de las nuevas variantes, temen que se retrase la “inmunidad colectiva”.


Para los expertos mundiales, no sólo alcanza con tener vacunas, inyectar las dosis previstas en el tiempo adecuado o tener sueros de alta eficacia frente a las variantes más contagiosas.

Todo esto hay que hacerlo contra reloj.


El desafío de las últimas horas es lograr el “techo de cristal” de la inmunidad de rebaño, para lo cual hay que persuadir a una buena parte de la población mundial que vacila frente a las vacunas ofrecidas.


Estados Unidos, como varios países de Europa, muestran curvas de vacunación que se estabilizan, bajan las citas para inyectarse y se empiezan a acumular turnos “disponibles”.


Campañas estancadas

Las campañas de inmunización contra el COVID-19 muestran ya estar estancadas.


Algunos lo ven como el arribo a la cima de la vacunación, un límite invisible. La duda de los expertos es si será permeable como para continuar creando esa barrera de detención, vía inmunidad, al virus y sus variantes.


La situación es apremiante. Rebrotes en Reino Unido, Rusia, Israel, Brasil o Portugal, son algunos de los ejemplos que toman los modeladores en epidemias para realizar las advertencias.


En línea a las previsiones alarmistas, el Centro Europeo para la Prevención y el Control de Enfermedades, ha dicho que la variante Delta, originada en la India, debería convertirse en dominante en Europa a finales del verano del hemisferio norte.


“Estimamos que la variante Delta (...) representará el 90% de los casos de COVID-19 que circulan en la Unión Europea a finales de agosto”, advierte en un comunicado de prensa publicado el miércoles 23 de junio.


Ya quedó atrás la etapa de los primeros en estirar el brazo, los más entusiastas para ser inyectados. Ahora queda vacunar a los aún no convencidos. Sin embargo, hay un grupo más difícil, los militantes que se oponen a la inyección y peregrinan limando la confianza de quienes vacilan.


También están los aislados, los alejados de la atención sanitaria, los más rezagados. Un población marginada, que está fuera de la lógica de las campañas de inmunización lanzadas.


Implorar para convencer

El presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, imploró este jueves a los ciudadanos para que “golpeen puertas y hablen con amigos y vecinos” sobre la vacunación.


Por otro lado, la Casa Blanca planea una artillería mediática y comunicacional para persuadir a que todos se vacunen.


El mensaje es uno y claro: las vacunas están disponibles y son beneficiosas, con centros móviles de vacunación en muchos vecindarios y horarios extendidos en las farmacias.


El pedido de las autoridades sanitarias refleja la sensación de urgencia a medida que el ritmo de las vacunas se ralentiza y la Casa Blanca reconoce que es muy probable que el país no cumpla el objetivo de Biden.


Este es  inocular parcialmente al 70 por ciento de los adultos estadounidenses para el 4 de julio.


El ruego de Biden, mientras estaba en Carolina del Norte, se produjo cuando el gobierno está cambiando su estrategia hacia un plan focalizado.


El objetivo es desplegar a los principales funcionarios en las comunidades locales, con la vista puesta en los estadounidenses más jóvenes que no han tenido acceso o son desconfiados a vacunarse.


“Esta puede ser una de las cosas más importantes que haces”, dijo el presidente de Estados Unidos, antes de recordar que más de 600.000 compatriotas han muerto a causa del coronavirus.

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