¡Agradecimiento colectivo después de mi accidente!

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Doctor Frank Espino


Por Dr. Frank Espino


“Vivir es nacer a cada instante” (E. Fromm)


Ante todo debo dar gracias a Dios, ya que después de haber pasado por un accidente como el me ocurrió el martes 26 de enero del 2021, junto a varios conductores que transitábamos por la vía directa de Las Carreras, haciendo esquina con un arteria vehicular tan importante como la Juan Pablo Duarte de Santiago.


Un camión violando las reglas que no pueden transportar vehículos pesados por Ave. Las Carreras, “los frenos no respondieron”, (según expresión del conductor) bajando a una velocidad inimaginable en es esa vía, con la consecuencia que provocó una séxtuple colisión con daños materiales, aunque por obra y gracias del Espíritu Santo, no causó (como mucho lo pensaron) desgracias personales de gravedad.


En lo que a mí concierne estuvimos muy cerca de la muerte, o resultar con gravedad del accidente.


Por eso como cristiano y creyente, ¡Dios nos acompañó!


Quiero agregar esta expresión: “Me siento conmovido y realizado cuando entreveo el hecho, o me permito la sensación, de que a alguien le importo, de que me acepta, me admira o me alaba. (C. Rogers)


Pero debo también ser  agradecido de tantos familiares, amigos, compañeros de labores, mis pacientes, estudiantes y cientos de personas que nos llamaron desde Estados Unidos, España, Puerto Rico y hasta de Italia,  de todo el país, para saber de mi salud y agradeciendo que no sufriera lesión alguna de consideración. 


No les escondo que en el mismo momento no pude medir las consecuencias. ¡El susto, la impresión, la sumatoria de eventos pude observarlos con precisión después de haber la cantidad de videos que fueron tomados por distintos aficionados y cámaras de seguridad. Fue entonces cuando pude ver que estuve al igual que todos los que fuimos chocados de lo cerca que estuvimos de la muerte. El autor (A. Binet)dijo: “Parece probado que en la vida se triunfa gracias a tres factores: la salud, la inteligencia y el carácter, añadamos un cuarto factor; un poco de suerte”


Por esto, quiero dar las gracias al Todopoderoso. 


A todos y cada uno de ustedes que siguieron tan de cerca este accidente, y me desearon todo lo mejor.

Tengan fe. Dios existe. Los buenos deseos llegan. 


El señor no quiso que lo acompañara en lo alto, para que siguiera con ustedes en esta columna cada miércoles y ustedes leyendo mis artículos. Termino con esta expresión de José Ingenieros:“Enseñemos a perdonar; pero enseñemos también a no ofender. Sería más eficiente”.


¡Dios les bendiga y gracias!


 El autor es médico, escritor y profesor universitario

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