Granola, un alimento alto en calorías

“Sugiere mejorar nuestra salud cardiovascular porque alguno de sus ingredientes ha contribuido a controlar perfiles de colesterol elevado”
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Por Dra. Erika Pérez-Lara 


En el interés de realizar ajustes saludables a nuestra alimentación, se nos han sugerido algunas alternativas de alimentos procesados que tienen buen sabor, son de fácil acceso y podrían contribuir, supuestamente, con nuestros objetivos de pérdida de peso.


Este es el caso de cereales de desayuno como la granola, que sugieren mejorar nuestra salud cardiovascular porque alguno de sus ingredientes ha contribuido en controlar perfiles de colesterol elevado, siendo la avena un ejemplo.


¿Cuál es la receta básica de granola?


Su componente principal es la avena, que dependiendo de la marca, puede agregársele miel (para conseguir la textura crujiente y grumosa), nueces, frutas deshidratadas (pasas o dátiles), aceite de coco o palma (opcional), azúcar adicional y otras semillas.


La porción recomendada de consumo es aproximadamente media taza, pues esta cantidad corresponde a un valor energético de 200 a 250 kilocalorías, de las cuales el mayor aporte equivale a hidratos de carbono (45 gramos aproximadamente), fibra, azúcar añadida, y en menor proporción, grasas y proteínas. Un ejemplo para comparación es el pan integral, que en dos (2) rebanadas podríamos obtener un aporte menor (aprox. 180 kilocalorías) que la porción recomendada de granola.


¿Ha medido usted media taza?


Es una porción pequeña, que acompañada de yogur o leche descremada, podría sugerir un adecuado balance en un desayuno saludable considerando el aporte calórico e impacto en la glicemia.


Al resaltar la porción, la idea es evaluar si usted supera esta porción al utilizar la granola de manera regular, ya que estos detalles podrían representar un retraso en sus avances de control de peso o control glicémico. El apoyo comercial que han recibido muchos alimentos como la granola, ha conseguido el consumo masivo por parte de personas que desconocen el aporte energético (valor en calorías), lectura de etiquetas nutricionales (esos datos que proporcionan los detalles sobre el aporte de azúcar, hidratos de carbono, etc.) o impacto en el control de perfiles de laboratorio (glicemia, triglicéridos).


Consideremos mientras tanto, ser cautos en la selección de alimentos pre empacados, tomando como referencia aquellos que conocemos para comparación.


Por Dra. Erika Pérez-Lara Doctora en Medicina. Especialidad en Nutriología Clínica en INTEC. Master en Nutrición y Alimentación en Universidad de Barcelona (UB).  erikapereznutricion@gmail.com 

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