Las 4 clases de adolescentes con las que bregan los padres de hoy

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Por Dr. Pedro Mendoza


Todos los medios de comunicación del mundo publican cada día dos o tres malas noticias relacionadas con muchachos que van de los 12 a los 18 años de edad; incluso algunas de esas malas noticias envuelven a jovencitos preadolescentes de 10 y 11 años.

A todos los padres de adolescentes nos dicen lo mismo: “cójalo ‘suave’, que to los adolescentes son así, jaraganes, un poco desobedientes y medio malcriaos. De la vida no saben nada pero creen que lo saben todo y les hacen más caso a sus panas que a usted que lo engendró, lo parió y crió.”

Sin embargo, aunque los adolescentes tienen algo de todo eso, la verdad es que también muchos de ellos poseen un buen grado de afectotimia, es decir, son cariñosos, afectuosos y de buen talante con abuelos, tías, sus padres, hermanos y con los particulares. Y a menudo coincide que esos que son “como una masa de pan”, también son laboriosos, aplicados, respetuosos y obedientes, y hasta reflexivos, aunque todos sufren altibajos.

Empero, no olvidemos que frecuentemente el hijo adolescente imita la conducta de papá o de mamá; y no es nada extraño que repitan el mismo patrón de comportamiento de sus padres o de hermanos mayores. Por eso es que se dice que el adolescente es como la hoja del caimito, cambia de color dependiendo del lado que reciba los rayos del Sol.

Los sicoterapeutas de familia nos hemos acostumbrado a llamarle “síntomas” a los comportamientos raros, extraños y peligrosos que muestran muchos adolescentes porque aunque sus padres no lo crean, esos comportamientos funcionan como una enfermedad, no física e individual, sino de la familia. Esos síntomas indican que el jovencito o el adolescente no está adaptándose bien al entorno familiar o al entorno social-escolar.

Ahora, amable lector, veamos cuáles son esos cuatro tipos de adolescentes cuyos síntomas provocan sufrimiento a miles de familias en nuestro país.

1) El tipo conflictivo en casa; es el típico adolescente rebelde, respondón y
malcriado. En ocasiones pretende controlar a todos en el hogar y se muestra cariñoso con mamá a la cual controla en su propio beneficio. Por eso, cuando le sucede algún percance y su madre sufre terriblemente, la gente comenta: Fíjense como se puso Aurora con lo que le pasó al hijo, ¡un muchacho que era tan malcriao con ella!

2) El tipo agresivo y antisocial; este es el adolescente que los jueces y abogados lo llaman “en conflicto con la ley”. Nuestras cárceles están de “bote en bote” llenas de estos muchachos por conducta delincuencial común y criminal. Es el adolescente que fuma, consume alcohol y estupefacientes, visita bares, lounge, lavaderos de carros sin tener carro, roba en la escuela, en la casa y a los vecinos, y si mamá o papá lo enfrentan, es capaz de agredirlo. Arma fácilmente una pelea en la escuela y en la calle o en un bar o colmadón. Puede incluso agredir a sus propios compinches dado su alto nivel de irritabilidad. Como es desafiante, insulta a toda persona que represente autoridad como la Policía, maestros y a directivos de la oficina o empresa donde trabaje. Es el muchacho que compra un arma de fuego o se la arrebata a alguien que la porte aunque tenga que asesinar al portador pues necesita ‘algo’ que le dé poder y un arma de fuego le proporciona poder y le ayuda a conseguir la otra forma de poder, el dinero, mediante el asalto o el atraco. Pero OJO: En muchas ocasiones ese modo de conducta es un reflejo de lo que el muchacho oye y ve en casa o es una forma de enojo ante la infidelidad de papá o de mamá. Algunos, reaccionan solo yéndose de la casa, varón o hembra. En mi experiencia he visto que los hijos, frecuentemente, descubren primero que nadie una infidelidad; sufren por ello pero no lo dicen. Lo que hacen es que reaccionan “cogiendo la calle”, hembra o varón.

3) El tipo de adolescente retraído; este es un muchacho angustiado y a la vez con tendencia a ser dependiente. Es posible que no sea “capaz de matar una mosca”, pero como tiene un carácter “dependiente”, entonces es fácil que un amigo antisocial lo manipule y lo lleve a cometer una acción delictuosa. Un joven “retraído”, es decir, que anda callado, casi nunca habla nada en el aula y tiene pocos amigos y que no enamora a sus vecinitas aunque les gusten, pues es muy tímido para los lances, podría formar parte de una banda de criminales por temor a ser agredido por amigos o para probarle a todos que “es un hombre sin miedo a nada ni a nadie”.

4) El adolescente negativo. Este jovencito se consume en su propia salsa. Es aquel al que todos le llaman el “cuajao” porque casi nada le gusta, aunque estudiar es lo que menos le agrada hacer. Hay que tener cuidado con este muchacho porque si bien es verdad que “a veces se hace el pendejo” para comer sin dar un golpe, pero a menudo tiene una actitud “negativa” porque vive deprimido y la depresión lo puede llevar al suicidio.

El autor es Psicoterapeuta familiar Centro Médico Cibao-Utesa  

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