¿Cuáles son las consecuencias de tener unos padres dominantes y posesivos?

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Por: Soraya Lara de Mármol

e-mail: soraylacaf@hotmail.com


SANTO DOMINGO/ DIARIO DE SALUD.-- Pregunta del lector: ¿Podrías explicarme cuáles son las consecuencias de tener unos padres dominantes y posesivos? Muchas veces uno se cría y educa en un hogar con estas características y no se percata de cómo afecta a nuestras vidas. ¿Cuando se es adulto, impacta en la relación de pareja?


Respuesta de la terapeuta: La relación entre los padres y los hijos se define como una interrelación asimétrica, ya que el subsistema parental representa y ejerce la jerarquía o autoridad. Es demarcada para diferenciar cuáles son sus funciones y responsabilidades y pautar cómo deben responder los hijos de acuerdo a sus expectativas.


El modelo de relación de los padres como pareja sentimental y el modo de relación parental se constituyen en arquetipos de relación fijados en su mapa mental y aumentan la probabilidad a ser reciclados en las futuras relaciones.


Los padres posesivos se caracterizan por anular la individuación de los hijos. No está permitido ser distintos de lo que ellos quieren. Aumentan las exigencias para que hagan lo que ellos definen, lo que está permito según sus criterios.


Este tipo de padres asfixia toda posibilidad de autonomía. Desde la niñez están controlados y minimizados por los padres. Imponen su punto de vista, no hay posibilidad de diálogo.


Usan los hijos como si se tratasen de objetos de consumo personal, quienes tienen que plegarse a sus requerimientos y deseos. Les eligen todo. Quieren saberlo todo. Moldean la personalidad de ellos a su antojo. No respetan las características individuales de acuerdo a su personalidad. Se creen omnipotentes y omnipresentes.


Los padres posesivos crían a sus hijos para que dependan de ellos y los necesiten siempre como si fueran apéndices. Cuando estos se casan quieren mantener la misma relación inmiscuyéndose en la vida matrimonial y diciéndoles cómo es que tienen que hacer las cosas.


Observamos dos tipos de comportamientos asumidos por los hijos que se han plegado a sus padres, primero, que se sometan a sus parejas o que terminen siendo muy controladores, actitudes que no favorecen su relación conyugal.


Las personas que se adaptan a una posición subordinada tienden a desarrollar síntomas clínicos como depresión, ansiedad, alcoholismo o problemas de adaptación social.


Los padres posesivos no conceden la autonomía suficiente a sus hijos para que decidan sin el temor a llevarles la contraria y enojarlos.



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