
La doctora Denny Guillen Pichardo
SANTIAGO/ DIARIO DE SALUD.- La endocrinología pediátrica es la especialidad que se encarga del estudio y tratamiento de las enfermedades producidas por alteraciones metabólicas y en las glándulas endocrinas (hipófisis, tiroides), en los niños, por lo que identifica signos obligan al pediatra enviar los niños, al especialista.
La doctora Denny Guillen Pichardo, endocrinóloga pediátrica, de la clínica Unión Médica, explica que los problemas hormonales generalmente consisten en alteraciones cuantitativas en exceso o en déficit en la función; en falta de respuesta o respuesta anormalmente elevada.
No obstante la especialista asegura que cuando se requiere una capacidad secretora extra como en situaciones de estrés; tumores funcionantes o no en una glándula endocrina.
Dice que algunos de los signos que el pediatra debe llamarle la atención para derivar un niño al endocrinólogo pediatra son talla baja según la estatura de sus padres, crecimiento lento (que el niño no crezca los cms esperado por año), exceso de vello corporal, desarrollo mamario en las niñas (antes de los 8 años), aumento del volumen testicular (antes de los 9 años), obesidad, diabetes, entre otros.
“El niño es un ser en crecimiento y desarrollo, peculiaridades estas propias de la infancia y sólo de ella, un niño sano crece”, expresa.
CONSULTA:
En este orden la doctora Pichardo destaca, que existe gran preocupación por parte de los padres de que los niños sean de estatura normal y mucho mejor si son más altos que ellos.
Agrega que la talla baja se puede deber a patología subyacentes, déficit de hormona de crecimiento, talla baja familiar, desnutrición o malos hábitos alimentarios, entre otras causas; pero que teniendo en claro el diagnóstico, se podrá ofrecer un tratamiento acorde a la necesidad del niño.
Otro tema de mucha relevancia en los últimos años es la obesidad, la cual se ha convertido en un problema de salud pública a nivel mundial; donde un niño obeso tiene mayores posibilidades de continuar con esta condición en su vida adulta, y la obesidad se correlaciona con la presencia de síndrome metabólico, lo que puede llevar a trastornos coronarios, asociados a una alta tasa de morbimortalidad.
Explica que además la obesidad contribuye a la aparición de otras alteraciones endocrinas como adrenarquía precoz, aceleración de la edad ósea, resistencia a la insulina.
“Como mencionamos anteriormente otros signos que el pediatra debe tener en consideración para derivar al endocrinólogo pediatra son los problemas de pubertad”, subraya.
Aquellas niñas que presentan desarrollo mamario antes de los 8 años, o por el contrario, ausencia de pubertad a los 13 años.
La especialista afirma que de igual manera, niños con aumento del volumen testicular antes de los 9 años de edad, o ausencia de pubertad a los 14 años de edad.
Alteraciones a nivel de la glándula tiroides, como son: presencia de bocio (abultamiento en la región anterior del cuello), cansancio, mal rendimiento escolar, sensación de frío (que nos hagan sospechar de un hipotiroidismo), calor, nerviosismo, palpitaciones y temblor aun en reposo (hipertiroidismo).
Ante estos síntomas el pediatra debe realizar pruebas de función tiroidea (TSH, T4 Libre) y de resultar alteradas referir al endocrinólogo pediatra para iniciar tratamiento.
También deben referirse aquellos niños con historia de poliuria (orina más de lo adecuado), polidipsia (necesidad exagerada de ingerir líquidos debido a sed excesiva), polifagia (hambre exagerada que no calma a pesar de la ingesta) y pérdida de peso, ya que estos son signos que nos pueden hacer sospechar de Diabetes Mellitus.
Niños que presenten alteraciones en la regulación del calcio o el fosforo, vitamina D y/o alteraciones hormonales debidas a tumores localizados en las glándulas endocrinas.
PREVENCION:
La doctora destaca que en la endocrinología pediátrica la prevención cumple un rol muy importante, ya que la educación y los hábitos que se adquieren durante la niñez reducen la posibilidad de tener adultos enfermos.
El compromiso del pediatra es identificar e informar a la familia que el niño presenta datos clínicos o de exámenes de laboratorios de posible o probable endocrinopatía y la conveniencia o urgencia de ser evaluado por un especialista en esta área, para confirmar o descartar el diagnóstico y en su caso, iniciar el tratamiento específico.
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