SANTO DOMINGO, RD/ EUROPA PRESS.- El inmunólogo Alfredo Corell, catedrático universitario, facultativo especialista en inmunología y miembro de la Sociedad Española de Inmunología, alertó sobre los efectos negativos del uso prolongado de dispositivos electrónicos en la salud inmunológica.
En su reciente libro 'Inmunidad en forma' (Planeta), Corell aborda este fenómeno y explica que el impacto, aunque indirecto, es “muy potente”, pues modifica hábitos esenciales para el buen funcionamiento del sistema inmune.
Sedentarismo, alimentación y sueño: factores alterados
Corell destaca que el tiempo prolongado frente a pantallas favorece el sedentarismo, lo que perjudica directamente al sistema inmunitario. El uso intensivo de móviles, consolas o tabletas, especialmente en adolescentes y adultos, reduce la actividad física y aumenta el riesgo de enfermedades crónicas como la obesidad, la diabetes tipo 2 y las cardiovasculares, todas ellas con efectos adversos sobre las defensas del organismo.
Efectos de la dieta ultraprocesada
El inmunólogo señala que el uso excesivo de dispositivos también limita el tiempo dedicado a preparar alimentos saludables, promoviendo el consumo de comida ultraprocesada. Estas dietas, ricas en azúcares y grasas refinadas, fomentan la inflamación y debilitan la respuesta inmunológica del cuerpo. Corell advierte que este tipo de alimentación se ha vuelto cada vez más común, especialmente entre quienes priorizan la rapidez sobre la calidad nutricional.
La calidad del sueño como pilar inmunológico
El especialista subraya que la exposición a la luz de las pantallas, especialmente en la noche, altera los ritmos circadianos y dificulta la conciliación del sueño. Dormir mal o poco afecta la producción de citocinas y otras proteínas esenciales para el funcionamiento del sistema inmune. Por ello, recomienda evitar el uso de dispositivos electrónicos al menos una hora antes de dormir para favorecer una buena higiene del sueño.
Recomendaciones para preservar la salud inmunitaria
Entre las medidas sugeridas por Corell para proteger las defensas, destaca la necesidad de reducir la exposición nocturna a pantallas, atenuar las luces del entorno y optar por actividades relajantes como la lectura. Estas acciones, afirma, permiten una mejor calidad del sueño, un elemento crucial para que el organismo mantenga una respuesta inmunológica eficiente frente a virus y bacterias.
"La recomendación es que una hora antes de dormir no estemos pendientes del móvil o del ordenador o de cualquier pantalla. Debemos atenuar las luces, leer tranquilamente, y hacer otras cosas que no sean la tecnología, que va en contra de una buena higiene de sueño y de nuestras defensas", señala el especialista.
Estrés y ansiedad derivados del uso de redes sociales
Otro factor preocupante es el estrés generado por la constante interacción en redes sociales. Según Corell, la necesidad de estar al tanto de publicaciones, obtener aprobación mediante "likes" o responder a mensajes, genera una tensión emocional que puede derivar en ansiedad. Este estrés activa el eje hipotálamo-hipófisis-adrenal y con él la liberación de cortisol, una hormona inmunosupresora.
"El estrés puede ser agudo, puntual, o crónico. Si es agudo puede ser interesante cuando haces un trabajo, de forma que ese estrés puntual hace que estés más despierto y rindas. Con las defensas pasa igual", explica.
Cuando el estrés se convierte en una condición crónica, los niveles elevados de cortisol se mantienen en el tiempo, debilitando significativamente el sistema inmunológico. Corell menciona que esta situación puede favorecer la aparición de afecciones como catarros frecuentes, conjuntivitis o diarreas, y que además puede generar un estado inflamatorio persistente que agrava otros problemas de salud.
Niños y adolescentes, los más vulnerables
El inmunólogo identifica a los menores de edad como la población más afectada por el uso excesivo de pantallas. Explica que el sistema inmunitario infantil está en pleno desarrollo, y el uso temprano de dispositivos puede interferir negativamente en su maduración. Alerta sobre prácticas como usar móviles para entretener a los niños durante las comidas, señalando que esto puede tener consecuencias a largo plazo.
Corell también advierte que los adolescentes son especialmente sensibles a los efectos de las redes sociales: "Son mucho más susceptibles a los efectos negativos de las redes sociales, debido a su mayor uso, dado que pasan más horas al día frente a ellos, al mismo tiempo que estos le conceden una mayor importancia social. Cada día hay más adolescentes que tienen que acudir a terapia por su adicción a las redes, o por no saber gestionar el rechazo en éstas", indica Corell.
Por último, el especialista subraya que las personas con predisposición a la ansiedad o depresión pueden sufrir una mayor inflamación sistémica como consecuencia del uso continuado de redes sociales. Esta inflamación, indica, no solo afecta la salud mental, sino también el equilibrio del sistema inmunitario, debilitándolo y haciéndolo menos eficaz ante las infecciones.
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