Las Comadronas. Su historia y sus aportes.

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Por Dr. Frank Espino


“La medicina no solo es ciencia, es corazón y empatía”, Elizabeth Blackwell


No podríamos hablar de aportes sin tomar en cuenta el inicio mismo del ejercicio de la asistencia de la maternidad, por esas abnegadas servidoras que no tienen horas fijas para brindar sus servicios como hoy lo hacemos. Nos referimos a las "Matronas o Parteras".


Aunque en nuestros tiempos resultaría extraño o fuera de contexto que una embarazada se pusiera en manos de alguna comadrona o partera, en otros tiempos era lo normal. Muestra de ello son nuestras madres y abuelas, las cuales fueron asistidas de una forma u otra por una partera.


Las primeras prácticas formales para matronas fueron llevadas a cabo por Hipócrates en el siglo V a. C. Después, Sorano de Efeso (año 98-138) publicó su famoso libro de texto para matronas.


En el 1630, Hôtel-Dieu, uno de los más antiguos de Francia, es el primer hospital de París que dispone de un departamento exclusivo de asistencia de parto. Quien la dirige es la comadrona Margarite Du Tertre.


Tanta era la fama, que se argumentaba lo siguiente, según Crónica de la Medicina, página 178. “EN TODO EL REYNO NO HAY MEJORES COMADRONAS QUE LAS DE PARÍS, PORQUE EN EL HÔTEL-DIEU DONDE SE FORMAN LAS COMADRONAS ASISTEN EN MUCHÍSIMOS PARTOS. Aquí, en esta escuela para comadronas, es permitido entrenar a ese maestro de la ginecología francesa llamado Francois Mauriceau.


La alemana Justine Siegemundin (1648-1705) publica su libro para comadronas, una lección muy importante sobre partos difíciles y de mala posición. El subtítulo del libro explica su propósito: "Cómo, a través de la ayuda divina, una comadrona bien enseñada puede, con entendimiento y mano ágil, cuando sea necesario, dar la vuelta al niño o evitar aquello experimentando, y comprobando durante muchos años de práctica"


 Encontramos un artículo en el Archivo Histórico de Santiago, del cual hace referencia también el Dr. Rafael Cantisano en su libro “Santiago y sus Servicios Médicos”, edición 1962,(11) página 186. Cito: “Las Comadronas y las Parteras, mujeres estas que efectuaban casi la totalidad de los partos que se hacían en el País. Estás, tanto podían poseer títulos académicos que le avalaran para tal fin o sólo poseer, como la gran mayoría, conocimientos empíricos que pasaban de generación en generación y de boca en boca, los cuales contenían el fruto de las experiencias adquiridas por la simple vivencia y observación...”


“En los campos se daban interesantes peculiaridades, como eran las de viajar estas a pie toda la distancia que le separara de la parturienta, sin importar las condiciones del terreno ni la distancia. Esto lo hacían para evitar todo tipo de contacto con burros o caballos, a los cuales de manera muy lógica relacionaban con el "pasmo" (tétanos) ya que para esos tiempos no existía la vacuna contra esta mortal enfermedad”.


“En las ciudades existían las comadronas, que podían ser tanto empíricas como graduadas. En el caso de Santiago de los Caballeros, en los primeros decenios del siglo XX existían tres legendarias mujeres, las cuales se graduaron para tales fines en la Universidad de Santo Domingo, ciudad a la cual viajaban a caballo de manera periódica en un recorrido que duraba unos tres días durmiendo, generalmente a la intemperie. Los nombres de dichas damas eran Doña Melania Pichardo de Saleta, Dolores N. Díaz y Ana Flores.” “Estas comadronas profesionales en caso de solicitarles daban cuidados prenatales, dándole seguimiento así a todo el embarazo. En caso de existir complicaciones pre o post natales estas recurrían inmediatamente a un médico, para superar los imprevistos que tuvieran fuera de su alcance.”


En San José de las Matas, según el historiador Piero Espinal, reseña que: “empezaron a tener trascendencia las comadronas, presentes en todas las comunidades de esta región. Entre las más notables, figuran: Romita Durán, Rosa Rodríguez, Rosa López, Mocha Rodríguez, (nieta de Ulises Heureaux), Lina Rodríguez y Candelaria Balbuena (Cayaya)” .  Recuerdo a Beatriz Fernández, la cual tuvimos la honra de conocer, dama de gran delicadeza y finura, quien nos trató con mucha consideración durante nuestra pasantía en San José de Las Matas).


Tuvimos la oportunidad de conocer dos excelentes comadronas, (En el Cabral y Báez viejo) las cuales, por su destreza y experiencia por más de 25 años eran capaces de hacer correcciones a los más destacados especialistas en la materia. Nos referimos a Doña Julia Ureña, y a la auxiliar señora Diloné.


 También Puerto Plata tuvo una destacada partera llamada Madame Mears, dama escocesa distinguida y famosa por sus grandes servicios. “Mears entrenó a varias enfermeras y parteras. Entre sus discípulas figuraron Elisa Hart, la señorita Jesurum (Lilita), María Dájer, Elena Severino de Balbuena, Mercedes Caraballo, Elena Baldwin y Marta Núñez. Su clínica contaba con un pabellón para pobres. Es recordada por sus obras filantrópicas”


El primer hospital de Maternidad fue fundado en 1909 por Margaret Mears en Puerto Plata.


También la ‘Sociedad de Caridad para Mujeres Pobres Enfermas”, con la ayuda de Carmen de Zafra, Virginia Zeller de Simón, Mariana viuda Hall, Carmen Dubocq, Herminia de Delgado, Consuelo de Marchena, Lucía de Menard y otras.


 Estoy seguro que en cada pueblo o provincia siempre hubo parteras destacadas, pero por espacio no las hemos citado.


El autor es médico, escritor y profesor universitario

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