Todos ellos fueron controlados durante un promedio de cinco años.
El 55% de los participantes tenían recetas para medicamentos para la impotencia y el 45% no.
Durante el estudio, 1.119 personas desarrollaron enfermedad de Alzheimer.
Los resultados mostraron que entre aquellos que tomaban medicamentos para la impotencia, 749 desarrollaron alzhéimer, lo que corresponde a una tasa de 8,1 casos por 10.000 personas-año. Los años-persona representan tanto el número de personas en el estudio como la cantidad de tiempo que cada persona participa en el estudio.
Entre los que no tomaban los medicamentos, 370 desarrollaron la enfermedad, lo que corresponde a una tasa de 9,7 casos por 10.000 personas-año.
Una vez que los investigadores ajustaron otros factores que podrían afectar la tasa de la enfermedad -edad, tabaquismo y consumo de alcohol-, encontraron que las personas que tomaban medicamentos para la disfunción eréctil tenían un 18% menos de probabilidades de desarrollar Alzheimer que aquellos que no tomaban los medicamentos.
La asociación fue más fuerte en aquellos a quienes se les emitieron más recetas durante el período del estudio.
Sin embargo, matiza la autora del estudio Ruth Brauer, del University College London (Reino Unido), «se necesita más investigación para confirmar estos hallazgos, aprender más sobre los posibles beneficios y mecanismos de estos medicamentos y analizar la dosis óptima».
En su opinión esta información justifica la realización de un ensayo controlado aleatorio con participantes masculinos y femeninos para determinar si estos hallazgos se aplicarían también a las mujeres.
El estudio se basó en registros de prescripción. Una limitación del estudio es que los investigadores no tenían información sobre si los participantes realmente surtieron las recetas y usaron los medicamentos.
La reutilización de fármacos para la prevención de la demencia es una estrategia prometedora para evitar que la demencia se desarrolle Ivan Koychev Universidad de Oxford.
Para Ivan Koychev, de la Universidad de Oxford, el estudio está limitado por el reto que supone establecer relaciones causales en los estudios epidemiológicos. «Además, este tipo de fármacos suele tomarse según las necesidades, por lo que es difícil saber qué cantidad se tomó realmente y con qué frecuencia».
En declaraciones a Science Media Centre reconoce que «se trata de un avance significativo, ya que la reutilización de fármacos ya existentes para la prevención de la demencia es una estrategia prometedora para evitar que la demencia se desarrolle, en primer lugar, utilizando fármacos con un perfil de seguridad conocido».
Ahora bien, concluye, «para determinar su utilidad en la prevención de la demencia, es necesario realizar ensayos clínicos en los que se administren estos fármacos a personas de riesgo en lugar de una pastilla simulada».
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