Por Dr. Frank Espino
“El destino es el que baraja las cartas, pero nosotros somos los que jugamos” William Shakespeare
Estoy seguro que cuando esta pandemia termine Covid-19 la historia se hará cargo de todo lo sucedido en el mundo. Sobre todo con este Siglo XXI que es de gran difusión del conocimiento a través de la comunicación digital, donde un acontecimiento que se está llevando a cabo en Europa, es visto en América, Asia, África, Oceanía al instante.
Muchas historias de algunas pandemias se perdieron en el tiempo, pues el mundo solo veía un poderío militar y la caída y subida de una potencia.
Ahora estamos tan bien edificados que muchas de las experiencias vividas en el mundo entero, pasarán a ser parte de un recuerdo histórico que las nuevas generaciones podrán ver y analizar y talvez, hasta con burlas de cómo se manejó esa enfermedad porque es posible hayamos adelantado tanto en el futuro que todo lo quedó atrás parecería una torpeza.
Sin embargo los que nos hemos tocado vivir esta experiencia, es muy difícil que podríamos olvidar semejante virus que ha puesto al mundo de rodillas no importa que tan poderosa sea la potencia ni el continente.
Hemos extrañado tanto desplazarnos libremente por calles avenidas, por el aire por el mar, campos y ciudades sin que se nos dé continuamente advertencia de nuestro desplazamiento.
Cuantos abrazos se han perdido, cuantos besos se han tornado insensibles, se ha perdido las risas entre amigos, pues ni las bocas podemos verlas por uso de mascarillas. A un familiar, vecino, amigo, no podemos tocar ni saludar con un apretón de manos.
Extrañamos asistir a un templo a pedir plegarias. Cuantas horas perdidas sin el calor de las escuelas o las aulas universitarias. Los bailes se convierten en historia. Los artistas son solo figuras de la televisión o la pantalla de un cine. No se pueden tocar ni ver encima de un escenario.
Desplazarte en un vehículo no constituye un deleite, es una obligación. Familiares de otros pueblos, se han convertido en seres como si estuvieran en otros continentes o galaxias.
Ha sido tan traumatizante esta situación de pandemia, que nos hemos sentido como si fuéramos marionetas, donde la sensibilidad se ha perdido, donde ya no podemos ni debemos despedir a un familiar en su última morada cuando fallece. Muchos amigos perdidos, familiares cercanos que se nos han ido. No ha importado niño, adolescente, adulto, envejeciente, sexo, ocupación, religión, todo lo hemos perdido.
En definitiva ya sea algo trivial, ocupación, vidas, alegría, festejos, adquisición de bienes materiales y hasta espirituales, educacional, viajes, conseguir nuevos amigos, lo hemos extrañado todo.
El autor es médico, escritor y profesor universitario
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