El dilema de los fondos de pensiones y el coronavirus

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Cparedvida 146


Por Carlos Pared Vidal 


Tan pronto se anunciaron medidas de cuarentena para bajar la velocidad de contagio del coronavirus, se vio la necesidad de generar un paquete de medidas económicas que permita solventar el paro de la economía y los trabajos. 


Es por esto por lo que el gobierno anunció dos programas claves para la proyección del empleo y las familias vulnerables: el Fondo de Asistencia Solidaria al Empleo (FASE) y el programa “Quédate en Casa”.


En ese ínterin, en varios ámbitos se ha comentado la posibilidad de utilizar los fondos de pensiones y adelantar parte del ahorro generado, como paliativo al frenón económico producido por el coronavirus. 


Esta propuesta, empujada por algunos legisladores de distintos partidos políticos, generó el interés de muchos actores. Las redes sociales se hicieron eco de la necesidad de “utilizar mis ahorros para cuando lo necesito”. Y es que indudablemente lo que uno ahorra es para ser utilizado en situaciones complicadas y complejas, como lo es el coronavirus.


Mirando a la reactivación económica, los fondos de pensiones son recursos importantes para ser utilizados. Sin embargo, no estoy de acuerdo que se adelanten los fondos de manera pura y simple. Me parece que los inconvenientes son mayores que el beneficio que pudiese generar. Ahora bien, hay que buscar una salida.


Cuando un trabajador que ha ahorrado diga “estos son mi’ cuarto” nadie puede decir que no es así. Entiendo que hay chance de tener una salida intermedia, que brinde liquidez a las familias que lo necesiten en la “nueva normalidad” mientras se incentive la protección y sostenibilidad de los fondos para las pensiones del futuro.


¿Qué han hecho otros países?


En Latinoamérica, algunos países han propuesto medidas que utilizan los fondos de pensiones para atender el COVID-19. Se podría decir que estas medidas de políticas publicas van desde acciones de uso de fondos de pensiones colectivistas a uso de los fondos de pensiones de manera individual.


En el primer caso, se han visto acciones en donde los países han accedido al capital acumulado en las pensiones, a modo de préstamo, para atender la pandemia. Este es el caso de Colombia, en donde ha accedido al Fondo de Pensiones Territoriales (FONPET) para poder inyectar liquidez al fondo de emergencia creado por el coronavirus. Esto se ha estructurado en modo de un préstamo del gobierno colombiano para ser pagados a futuro.


Por otro lado, tenemos el caso de Perú. En Perú se ha legislado para que los individuos puedan realizar un retiro adelantado extraordinario. Esta legislación permite retirar hasta un 25% de los ahorros hechos por el trabajador. En Colombia, algunos partidos también han hecho la propuesta para aquellas personas que han sido afectadas por el coronavirus.


¿Cuáles son los inconvenientes de adelantarlo pura y simplemente?


El retiro adelantado de las pensiones trae una serie de inconvenientes en el hoy y el mañana. En el caso dominicano, se pueden describir tres grandes razonamientos que generan resistencia a la utilización de las pensiones como medio de mitigar la reducción de ingresos laborales.


Primero, se ha razonado de esto afecta la sostenibilidad del sistema pensional. Esta decisión es una política que modifica la intertemporalidad del consumo. En otras palabras, es poder consumir hoy porque “no se sabe mañana”. Es una decisión de economía de comportamiento que puede reducir la capacidad de capitalización futura de los fondos. En un contexto de paralización económica y de bajos empleos es previsible que el ahorro que se adelante ahora sea muy difícil de recuperar.


Segundo, se ha razonado sobre la iliquidez de los fondos de pensiones. Las pensiones de nosotros, como trabajadores, están invertidos en instrumentos financieros. Estos instrumentos deben generar retornos, para que cuando nos jubilemos, podamos tener ingresos suficientes para el costo de vida futura. Estos instrumentos son principalmente bonos del gobierno y de empresas corporativas, con un plan financiero para que haya liquidez en un futuro lejano. El portafolio de las inversiones de los fondos de pensiones esta invertido en alrededor de un 75% en instrumentos financieros del Banco Central y el Ministerio de Hacienda, y en su mayoría con plazos de 3 a 5 años.


Por último, se ha razonado sobre lo que se conoce como el “moral hazard”. Esto se puede traducir al riesgo moral y responde a la pregunta de ¿si hay otra emergencia, también usaríamos las pensiones igual? Por ejemplo, un huracán, un terremoto, o hasta un ciberataque. Este riesgo moral ocurre cuando el individuo incrementa su exposición al riesgo, porque no le tiene miedo a lo que podría pasar adelante. Y sí, es cierto que la emergencia es hoy; pero el objetivo primario de estos ahorros es poder tener liquidez para nuestras jubilaciones.


Una propuesta intermedia: fondos de pensiones como garantía mobiliaria


Creo que es plausible una propuesta intermedia. Una propuesta que mitigue los principales factores de riesgo, pero que al mismo tiempo pueda darle al cotizante la liquidez para la reactivación económica.


En lugar de establecer un porcentaje como adelanto de pensión, entiendo que se debe establecer un porcentaje de estos fondos de pensiones como garantía mobiliaria para préstamos a los cotizantes. Esto debe ser complementado con un programa de préstamos en condiciones blandas (llamémosles préstamos post-covid) con periodos de gracia y tasas de interés bajas y fijas.


Esta propuesta sigue un esquema similar al tomado por los Estados Unidos, con los fondos del 401K en el CARES Act; lo que genera un espacio de aprendizaje de las ventajas que tiene. Por un lado, el ciudadano y trabajador formal accede a liquidez en condiciones favorables y sujeto a los ahorros que ha generado. Igualmente, este esquema se realiza a través de los actores del sistema financiero (bancos y cooperativas) quienes pueden realizar una tesorería óptima para no afectar el sistema.


Por último, al establecerse ese porcentaje como garantía mobiliaria, los fondos de pensiones no se descapitalizan de manera simultánea, mientras el cotizante tendría incentivo de re-pago para no perder su jubilación futura.


Algunos me han dicho que esa propuesta es inconveniente porque al final es un “préstamo con mis propios ahorros”. Y sí, tiene mucho de eso. Es una propuesta muy parecida a un “san”. Mecanismo de financiamiento que ha sacado a tantos dominicanos de aprietos. Como es en este contexto.

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