La industria farmacéutica reclama poder seguir avanzando en la I+D de nuevas vacunas, una labor que requiere del apoyo y la colaboración de todos los agentes implicados y que necesita, entre otras cosas, que se ponga en marcha una política estable que permita el desarrollo de la I+D en el terreno de la inmunización, un proceso que puede prolongarse hasta los 18 años y suponer un coste superior a los 900 millones de euros.
Europa puede y debe jugar un papel protagonista de la mano de las compañías que trabajan en el campo de las vacunas |
Europa, papel protagonista
Europa puede y debe jugar un papel protagonista de la mano de las compañías farmacéuticas que trabajan en este campo. De hecho, según datos de Vaccines Europe, que reúne a las compañías europeas que trabajan en el ámbito de la inmunización, cerca del 80 por ciento de las dosis puestas en circulación por estas compañías se fabrican en Europa.
Europa es también el destino de más del 70 por ciento de las inversiones en I+D de estas compañías, que dedican más de 2.000 millones de euros anuales a escala global (datos del año 2014) a investigar y desarrollar nuevas vacunas, en el marco de un proceso cada vez más costoso.
Interacción con las autoridades europeas
Además, las compañías que trabajan en este campo necesitan que se creen las condiciones necesarias para una mayor interacción con las autoridades reguladoras, de forma que se garantice que no se están destinando recursos de I+D al desarrollo de nuevas vacunas que luego tengan pocas probabilidades de ser aprobadas.
La industria farmacéutica entiende además que hay que llevar a cabo un “cambio de mentalidad” en torno a la inversión en salud. De hecho, los sistemas sanitarios siguen basándose en tratar las enfermedades, no en prevenirlas, hasta el punto de que menos del 3 por ciento de los presupuestos sanitarios, de media, se dedica a prevención, y es el 0,5 por ciento el porcentaje de fondos dedicado expresamente a comprar vacunas.
Además, tampoco hay que olvidar, en el ámbito de la financiación, que las vacunas son de las medidas sanitarias más coste-eficientes que existen. A modo de ejemplo, solo la vacunación de la gripe común genera en Europa un ahorro de 96 millones de euros en costes laborales al evitar la pérdida de 75.000 días de trabajo por baja laboral.
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