“Dr. George N. Papanicolau: ¡El Hombre que más mujeres ha salvado en el mundo!”

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Doctor Frank Espino


Por Dr. Frank Espino


Dedicado a sus 136 años de su nacimiento (13 mayo de 1883)


Tenemos una dedicatoria muy especial de mi columna en esta semana, nuestro aporte va dirigido a recordar a un médico que ha salvado millones de mujeres de cáncer, principalmente en el cuello uterino. Nos referimos al Dr. George N. Papanicolau.

Muchos desean conocer quién fue este gran médico-investigador, por lo que les traigo unos datos, para se le recuerde como el hombre que dedicó su vida al diagnóstico preventivo de la enfermedad del cáncer del cuello, la matriz mediante la citología exfoliativa del cérvix (cuello uterino) conocida como Prueba de Papanicolau.

Nació en el pintoresco puerto de mar de Kymi el 13 de mayo de 1883 en la vertiente oriental de la isla griega de Euboca. De clase media alta. Su padre era médico. Estudió en la Universidad de Atenas, donde no solo consiguió altas calificaciones sino que llegó a graduarse de violinista.

A pesar de que el padre quería que ejerciera en Greciaza, se fue a Alemania donde hizo varios cursos de especialidades, siendo también zoólogo médicamente cualificado, completando su tesis sobre “La diferenciación sexual de la Daphnia” (un género diminuto de pulga de agua fresca utilizada en investigaciones biológicas). En el 1910 contrae matrimonio. En el 1913 emigró a Estados Unidos. Trabajó en el Departamento de Patología y Bacteriología en el New York Hospital, un famoso hospital fundado por Sims y que éste abandonó debido a que se rehusaba aceptar pacientes con cáncer.

Al principio Papanicolau no creía que tuviera sentido examinar las secreciones vaginales humanas porque sus primeros estudios fueron realizados en cobayas, y argumentaba que la menstruación proporcionaba un signo externo de los cambios cíclicos. Pero, a pesar de esto, examinó una “paciente especial” su esposa, cuyos ciclos eran absolutamente regulares. Posteriormente examinó las secreciones vaginales de otras mujeres, para ir reuniendo material para su investigación.

El 5 de enero del 1928 un periódico publicaba, un anuncio en Michigan, del hallazgo de células tumorales de cáncer cervical en secreciones vaginales. El anuncio pareció tener poco impacto. En el 1933 describía los aspectos citológicos a lo largo de todo el ciclo sexual en la mujer en una publicación aparecida en el American Journal of Anatomy.

Sin embargo después de pasar 20 años, de largas investigaciones, y desalentado por los colegas que no creían en sus aportes, es cuando el trabajo del Dr. George N. Papanicolau logra interés científico. Cuando en el 1941 el ginecólogo Dr. Herbert Traut, escribía un artículo sobre “El valor diagnóstico de los frotis vaginales en el carcinoma uterino”. Su artículo apareció en el American Journal Obstetrics and Gynecology (Papanicolau y Traut, 1941).

En el año de 1943, es decir, dos años luego, Papanicolau y Truet publican una monografía ilustrada “Diagnóstico de cáncer de útero por secreción vaginal” estaba basada en un estudio de más de 3000 casos de los cuales 127 tenían un carcinoma de cérvix, (cuello uterino) y siete tenían una lesión precoz escamosa epitelial. Otros investigadores aplicaron la técnica señalando luego que sus resultados preliminares confirmaban los hallazgos de Papanicolau.

George N. Papanicolau desarrolló así un método de tinción que lleva su nombre desde el 1942. Como describiera el propio Papanicolau: “debido a su simplicidad el método puede ser aplicado de forma general, de manera que las fases incipientes de la enfermedad serán asequibles a nuestras formas modernas de tratamiento...el método implica un material de recogida fácil de obtener y asequible a bajo costo”. Lo lamentable del caso es que a pesar de la difusión del método (Papanicolau) a escala mundial, todavía se nos siguen muriendo cientos mujeres de esta terrible enfermedad (cáncer del cuello uterino) por descuido de una parte e irresponsabilidad por otra. Siendo en nuestra República Dominicana, hasta hace una década la primera causa de muertes por cáncer de origen ginecológico, superado solo por el cáncer de mamas. Sencillamente. ¡Penoso!

El autor es médico, escritor y profesor universitario. 

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