SANTO DOMINGO, RD/ DIARIO DE SALUD.-- El glaucoma es la segunda causa más común de ceguera, y casi 60 millones de personas alrededor del mundo tienen glaucoma, una enfermedad que daña el nervio óptico llevando a la pérdida de la visión o ceguera. El glaucoma sucede cuando el sistema de drenaje del ojo se tapa y el fluido intraocular no logra drenar; al acumularse, causa un aumento de presión en el interior del ojo que daña al nervio óptico.
En la mayoría de los casos la pérdida de la visión periférica es gradual e indolora y los pacientes no lo perciben hasta que comienza a afectar el campo de visión central.
“El glaucoma suele estar presente en ambos ojos, pero generalmente empieza a manifestarse primero en uno solo. A menudo, la primera afectación se da en la visión periférica (con la que vemos a los costados), por lo que inicialmente el cambio de su visión suele ser casi imperceptible, no obstante, a medida que pasa el tiempo el paciente puede tener la sensación de que está mirando a través de un túnel, hasta tener afectación en su visión central. De ahí la importancia de realizar exámenes oftalmológicos periódicos, para lograr así la detección temprana y asignar el tratamiento adecuado para preservar la vista”, explicó mediante un comunicado la directora de área terapéutica para oftalmología de Novartis en Centroamérica y el Caribe, Dra. Ainhoa Bacaicoa, quien además nos habló de los diferentes tipos de glaucoma: síntomas, causas y consecuencias.
Tipos de glaucoma: causas y consecuencias
Existen diversos tipos de glaucoma. Pero los dos tipos principales son el de ángulo abierto y el de ángulo cerrado. En ambos el “ángulo” hace referencia al ángulo de drenaje interno del ojo que controla la salida del fluido continuamente producido dentro del ojo. Estos se caracterizan por un aumento de la presión intraocular (PIO), es decir, la presión dentro del ojo.
Cuando el fluido logra acceder al ángulo de drenaje, se denomina glaucoma de tipo ángulo abierto. Pero si el ángulo de drenaje se encuentra bloqueado y el fluido no lo alcanza, entonces se trata de un glaucoma de ángulo cerrado. Aquí sus especificaciones…
Glaucoma de ángulo abierto
El glaucoma de ángulo abierto – la forma más frecuente de glaucoma – representa al menos el 90 % de todos los casos de glaucoma. Dentro de sus variaciones están:
Glaucoma de ángulo abierto primario (POAG): Este tipo de glaucoma reduce de forma gradual de la visión periférica sin síntomas acompañantes. Cuando el paciente logra apreciar sus síntomas, este ya habrá provocado daños permanentes.
Y si su PIO se mantiene en valores altos, la destrucción causada por la POAG puede progresar hasta desarrollar la llamada “visión de túnel”, lo que significa que solamente podrá ver objetos que se encuentren directamente delante de usted. Es posible la pérdida total de visión, causando una ceguera.
Glaucoma de tensión normal: Como el POAG, el glaucoma de tensión normal (también llamado de baja presión) es un tipo de glaucoma de ángulo abierto que puede provocar pérdida de visión de campo por daño en el nervio óptico. Sin embargo, en este tipo de glaucoma, la presión intraocular se mantiene en los rangos normales.
El dolor es un síntoma muy poco frecuente en este caso, donde el daño permanente al nervio óptico puede no ser notado hasta la aparición de síntomas como la visión de túnel.
Su causa esta relacionada a una mala irrigación sanguínea del nervio óptico. Este tipo de glaucoma tiene mayor frecuencia en japoneses, mujeres y/o personas con enfermedades vasculares.
Glaucoma pigmentario: Esta forma poco habitual de glaucoma es provocada por la obstrucción del ángulo de drenaje del ojo, a causa de la liberación de los gránulos de pigmento del epitelio pigmentario del iris, reduciendo la cantidad de fluido que consigue salir del ojo. Al tiempo, se da una respuesta inflamatoria contra el bloqueo del ángulo, lo que perjudica el sistema de drenaje.
Este tipo de glaucoma por lo general no presenta síntomas, sin embargo, no puede descartar la presencia de dolor y visión borrosa posterior al ejercicio. El glaucoma pigmentario ocurre con mayor frecuencia en hombres entre los 30 y 40 años de edad.
Glaucoma secundario: Los síntomas de glaucoma crónico posteriores a alguna lesión en el ojo podrían indicar el desarrollo de un glaucoma secundario. También se puede desarrollar ante una infección en el ojo, inflamación, tumor, o un aumento del tamaño del cristalino del ojo por una catarata.
Glaucoma congénito: Este tipo de glaucoma hereditario se presenta desde el nacimiento, en el 80 % de los casos, diagnosticada en el primer año de edad. Estos niños nacen con ángulos cerrados u otro defecto en el sistema de drenaje del ojo.
Glaucoma de ángulo cerrado
A diferencia del glaucoma de ángulo abierto, el glaucoma de ángulo cerrado es una consecuencia del proceso de cierre del ángulo que se define entre el iris y la córnea. Entre sus variaciones podemos citar: el glaucoma de ángulo cerrado agudo, glaucoma de ángulo cerrado crónico y glaucoma neovascular.
Este tipo de glaucoma produce síntomas repentinos como dolor en el ojo, cefaleas, halos rodeando las luces, dilatación de las pupilas, pérdida de visión, ojos rojos, náuseas y vómitos.
Síntomas generales y diagnósticos
La mayoría de las formas de glaucoma son asintomáticas hasta que la lesión del nervio óptico avanza y se desarrolla la pérdida del campo visual. Sin embargo, existen formas de glaucoma, como las ya mencionadas, que sí producen síntomas, tales como visión borrosa o dolor de ojos y de cabeza, náuseas y vómito, la aparición de halos color arcoiris alrededor de las luces brillantes y pérdida repentina de la visión. Estas formas de glaucoma pueden ser diagnosticadas en fases más precoces.
Según explicó la doctora Ainhoa Bacaicoa, en la actualidad, más del 50% de las personas con glaucoma en todo el mundo no están diagnosticadas. En muchos casos, el paciente acude a consulta cuando un alto porcentaje de las fibras nerviosas de la retina ya se han perdido y el defecto en el campo visual ya está avanzado y es irreversible.
¿Cómo tratar el glaucoma?
Existen diferentes retos para el tratamiento y manejo del paciente con glaucoma, lo que permite encontrar combinaciones fijas que puedan reducir la complejidad del tratamiento e incrementar su adherencia al reducir la cantidad de medicamentos a usar.
Entre los beneficios potenciales derivados del uso de terapias combinadas fijas están la eficacia de disminución de la presión intraocular superior en comparación con cada uno de los componentes solos, la exposición reducida a conservantes (mejor tolerabilidad) y el aumento de la adherencia por parte del paciente a la terapia.
“Se ha estimado que la cantidad de personas con glaucoma aumentará en un 18.3% en el 2020 y un 74% en 2040 en comparación con 2013, por lo que es de la mayor importancia crear conciencia entre la población sobre una enfermedad que puede impactar su calidad de vida”, aseguró la doctora Bacaicoa.
Factores de riesgo
El glaucoma puede afectar a las personas de todas las edades, desde los bebés hasta los adultos mayores; sin embargo, los principales factores de riesgo son: la edad avanzada, antecedentes en la familia de glaucoma y la presión intraocular elevada.
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