SANTO DOMINGO, RD/ DIARIO DE SALUD.-El pasado miércoles 17 de mayo tuvo lugar en el hotel Radisson un diálogo entre las autoridades sanitarias y la sociedad civil al respecto de la salud de las personas que utilizan drogas.
En el evento, destacados panelistas de República Dominicana, México, Puerto Rico y España presentaron la aplastante evidencia a favor de los servicios de reducción de riesgos y daños para las personas que usan droga y de un entorno legal que posibilite un enfoque de salud y de justicia social.
La magistrada Kenya Romero habló de la experiencia del tratamiento bajo supervisión judicial y de cómo su equipo trabaja para abordar a la persona sin estigmatizar y sin revictimizar, destacando la importancia de ver a la persona y no solo al conflicto.
El tema del estigma fue abordado también por el PhD Luis Román, de Intercambios Puerto Rico, también
recalcó que el estigma no permite la dignidad en el tratamiento y que fundamentar los enfoques de abordaje en la moralidad propicia la muerte prematura de muchas personas.
Begoña Gómez del Campo, quien trabajó en UNODC en República Dominicana hasta hace unos años,
destacó como los enfoques represivos y las legislaciones punitivas suponen una
barrera a la atención sanitaria que lleva a la muerte de muchas personas e hizo
un llamado a la toma de decisiones basada en la ciencia y no en la ideología, “lo
que hace vulnerables a las personas que usan droga no es el uso de drogas en
sí, sino la falta de estrategias de reducción de daños, las cuales están en línea con los convenios de derechos humanos y los compromisos asumidos por el país ante la Asamblea General de Naciones Unidas (UNGASS) en 2016.”
En esa línea, Josep Rovira, de ABD Barcelona, presentó los servicios de reducción de daños que llevan
implementando con éxito desde los años 90, y el PhD. Luis Román hizo énfasis en que el tratamiento
basado en abstinencia y llevado a cabo en comunidades terapéuticas no responde
a los estándares de cuidados basados en evidencia científica y derechos
humanos.
Sin embargo, existen modelos ambulatorios y enfoques de reducción de daños que han probado su efectividad en otros países, y recalcó que la abstinencia, aunque es una meta deseable, no es la única meta y puede no ser la meta adecuada para todas las personas.
Además, el Dr. Alvarado, director de la Clínica PITIRRE en Puerto Rico, enfatizó que es necesario salir a buscar a las personas a las comunidades y ofrecerles otro tipo de servicios para iniciar un acercamiento y construir una confianza que luego permita que la persona pida la ayuda que necesita, a su tiempo.
A menudo el argumento para no realizar estas intervenciones es económico, sin embargo, la Dra. Carmen Albizu de la Universidad de Puerto Rico, resaltó que este tipo de enfoques de control de
la demanda, ahorran más dinero y son más efectivos que el control de la oferta
de drogas, es decir, que las redadas o controles en aduana.
Sin embargo, en nuestro país estos servicios siguen estando sud-financiados, como expresó la licenciada Kirsi Guerra, del Centro de Atención Integral a las dependencias (CAIDEP), quien presentó los servicios que ofrece el
centro e hizo un llamamiento a la ampliación del espacio físico y los recursos,
ya que no dan abasto para atender toda la demanda, al igual que resaltó la
necesidad de incluir los servicios de salud mental dentro de la cobertura de
los seguros de salud.
Varios panelistas junto con la representante del PNUD destacaron el impacto que la falta de datos tiene
en la toma de decisiones. El Dr. Fernando Díaz, del COIN, presentó datos de EEUU sobre las condiciones de
salud más comunes según el momento de vida y la sustancia de consumo, y destacó
que no contamos con esos datos en el país, lo que hace que los profesionales de
la salud atiendan basándose en lo que creen y no a la evidencia. El evento contó con la
participación de la sociedad civil con CANNARED y el grupo Resiliencia Comunitaria en
representación de las personas que usan drogas.
Juan Javier Rojas, de Resiliencia Comunitaria, hizo énfasis en la necesidad de apoyar los servicios comunitarios desde las instituciones estatales, y de incluir a los miembros de la población en la toma de decisiones y la definición de políticas, ya que ellos son los que conocen la realidad que viven las personas
que utilizan drogas y quieren ser visibles y que se escuchen sus
opiniones y propuestas para construir juntos una mejor respuesta a las
necesidades de las personas que usan drogas.
El Sr. Santo Rosario, director ejecutivo del COIN, cerró el evento con un llamado a la colaboración
interinstitucional y celebrando la participación de las distintas instancias
presentes en el diálogo.
Este evento organizado por el Centro de Orientación e Investigación Integral (COIN) contó con la participación del Consejo Nacional
del VIH/SIDA (CONAVIHSIDA), El Centro de Atención Integral a las
Dependencias (CAIDEP), el Programa de Nacional de Control de
Tuberculosis y la Dirección de Salud Mental del Ministerio de Salud Pública y
Asistencia Social, la Dirección de Control de las Infecciones de Transmisión
Sexual y Sida (DIGECITSS), el Poder Judicial, el Consejo Nacional de
Drogas (CND), el Observatorio de DDHH para Grupos Vulnerabilizados, CANNARED, Casa Abierta, Iniciativa Comunitaria Investigación, Resiliencia Comunitaria y el Programa de Naciones Unidas para
el Desarrollo(PNUD). (PNUD).
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