Cosas que debes saber sobre la insulina, una hormona sin la que no podemos vivir

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VARSOVIA, POLONIA / EUROPA PRESS.-- La glucosa es el principal combustible de nuestras células y, en general, de nuestro cuerpo. Es la principal hormona que regula el metabolismo de la glucosa. Sin ella no podemos vivir y esta era la situación habitual de las personas con diabetes antes de 1921.


Hasta entonces, la solución más común para los pacientes era establecer una dieta muy estricta, prácticamente libre de carbohidratos, lo que podía aportarles algunos años más de vida, pero no una vida completa, según afirma en una entrevista con Infosalus el profesor Tomasz Klupa, jefe de la Unidad de Tecnologías Avanzadas en Diabetes en la facultad de Medicina de la Universidad de Jagiellonian (Polonia), experto en la materia.


Pero a partir de 1921 todo cambió con el descubrimiento de la insulina. La primera vez que fue utilizada con éxito se empleó en perros y, un poco más tarde, se utilizó por primera vez en un paciente masculino de 14 años, llamado Leonard Thompson.


Desde su descubrimiento en 1921 se ha empleado como tratamiento para la diabetes, según prosigue este especialista, quien indica que ha habido varios intentos para producir una insulina idéntica a la humana: "Estos intentos finalmente tuvieron éxito en 1978 cuando se consigue producir la primera insulina idéntica a la humana, a partir de una bacteria (Escherichia coli), utilizada comercialmente por primera vez a principios de la década de 1980".


Para qué necesitamos insulina


El doctor Klupa resalta que la insulina permite a las células musculares, al tejido adiposo y al hígado absorber la glucosa que transporta la sangre. "Regula la cantidad de glucosa que tenemos en el cuerpo. Es el principal combustible del organismo", recuerda.


En individuos sanos es el páncreas el que libera la insulina directamente al torrente sanguíneo, por lo que la reacción y su efecto son prácticamente inmediatos; si bien precisa que en los casos de diabetes si se administra insulina de manera subcutánea la inyección tarda un poco más en hacer efecto. "Cuanto más rápido actúe la insulina, más efectivo es el tratamiento para la persona con diabetes. Este es el principal motivo del desarrollo de las insulinas de acción rápida", apostilla.


Eso sí, recuerda que también necesitamos la insulina basal, no solo necesitamos para las comidas, sino que también entre cada comida y por la noche, para evitar la producción de glucosa por parte del hígado y el catabolismo de las células, y promover el proceso anabólico y la producción de esta insulina basal.


Tipos de diabetes y de insulina


La insulina se emplea así en el tratamiento de la diabetes, una patología que podemos dividir en varios tipos: diabetes tipo 1, diabetes tipo 2 y otras formas de diabetes, que son menos frecuentes, como la gestacional.


"La diabetes tipo 1 es responsable de entre el 10 y el 15% de casos de diabetes, siendo el 85-90% diabetes tipo 2. En la diabetes tipo 1 nuestro sistema inmunitario destruye las células encargadas de la producción de insulina, por lo que toda la insulina que necesitamos tiene que ser administrada desde el exterior, siendo el único modo de tratar la diabetes. 


En la diabetes tipo 2, el principal problema es que la insulina que produce nuestro páncreas no actúa correctamente y, con el tiempo, la capacidad de estas células para producir insulina disminuye por lo que, llegado un momento dado, los pacientes necesitan de administración externa de insulina", aprecia el experto.


Aquí puntualiza también que existen muchos tipos de insulina: insulinas para las comidas y las insulinas basales. En el caso concreto de la insulina para las comidas dice que esta se inyecta de manera subcutánea al menos media hora antes de comer.


"Por cada inyección de insulina podemos realizar dos comidas, lo que hace el manejo de la enfermedad incómodo para los pacientes, que tienen que calcular la inyección con la hora de comida y después recordar realizar otra comida 3 o 4 horas después de la inyección.


Estas insulinas son de acción rápida o intermedia, tienen un pico de acción entre las 6 y las 8 horas después de su administración, lo cual supone un pequeño riesgo de sufrir una hipoglucemia después de ese momento", detalla.


Por otro lado, el jefe de la Unidad de Tecnologías Avanzadas en Diabetes en la facultad de Medicina de la Universidad de Jagiellonian (Polonia) sostiene que las insulinas basales de acción lenta actúan durante más de 24 horas y no tienen un pico de acción, lo que las hace "más seguras".


A su vez, el especialista subraya que podemos administrar la insulina a través de plumas, pequeños inyectores que normalmente se utilizan 4 veces o más al día para pacientes con diabetes tipo 1 y entre una y cuatro inyecciones al día en pacientes con diabetes tipo 2.


Al mismo tiempo recalca que se puede administrar la insulina a través de una bomba, un dispositivo que administra de manera continuada la insulina y su rango de administración depende de lo que requiera el organismo: "Con este tipo de dispositivos automáticos no tenemos que estar pendientes de administrar la insulina, simplemente reaccionan muy rápidamente cuando el nivel glucémico es bajo, segregando más o menos insulina".


Clasificación errónea de la diabetes en adultos


Precisamente el profesor Kupla ha participado recientemente en la elaboración y presentación del primer informe de consenso de la Asociación Estadounidense de Diabetes (ADA) y la Asociación Europea para el Estudio de la Diabetes (EASD) sobre el manejo de esta patología en el marco de la XII Reunión Anual Lilly en Diabetes.


Se trata de un documento que refleja el primer consenso entre las asociaciones americana y europea de diabetes, y que ayudará a los sanitarios a reconocer con facilidad los parámetros médicos que concuerdan con cada tipo, con el objetivo de ofrecer un diagnóstico acertado desde el primer momento.


Este doctor lamenta que la clasificación errónea de la diabetes tipo 1 en adultos es común, y más del 40% de los que desarrollan diabetes tipo 1 después de 30 años son tratados inicialmente como si tuvieran diabetes tipo 2.


"Normalmente, no hay problema a la hora de diagnosticar a pacientes pediátricos, por ejemplo, ya que los signos que presenta la diabetes tipo 1 son típicos y bastante comunes.


El problema es cuando tenemos que diagnosticar una diabetes que aparece en la tercera, cuarta o quinta década de vida del paciente, especialmente cuando hablamos de personas que no presentan obesidad, que tienen normopeso o un peso ligeramente por encima de lo normal", advierte este especialista.


En consecuencia, defiende la publicación del citado documento para el manejo de la diabetes tipo 1 en adultos: "En este consenso presentamos una serie de gráficos que pueden ayudar a los médicos a diferenciar entre un diagnóstico de tipo 1 o de tipo 2 en aquellos pacientes en los que no es tan obvio.


Por ejemplo, establecemos qué anticuerpos debemos tener en cuenta a la hora de medir parámetros que nos ayuden a especificar el tipo de diabetes, así como las medidas del péptido C, que nos pueden indicar el tipo de diabetes que estamos diagnosticando".


Más allá del diagnóstico, Kupla sostiene que el mensaje más importante que se puede extraer de este consenso es que el paciente debe estar en el centro de la atención médica en diabetes.


"Ninguna decisión que concierne al manejo de la enfermedad debería ser tomada sin el consentimiento del propio paciente.


Es más, hemos puesto especial énfasis en la atención psicológica de los pacientes ya que todos ellos, especialmente aquellos cuyo diagnóstico es reciente, deberían tener tratamiento psicológico debido a la avalancha de información que reciben en el momento del diagnóstico", sentencia.

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