Tumores siguen creciendo aun cuando cesan los estímulos que iniciaron el cambio

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RD/DIARIO DE SALUD.- Un tumor o neoplasia es una masa anormal de tejido de crecimiento autónomo que supera el de los tejidos normales. Al contrario de las proliferaciones no neoplásicas, el crecimiento de los tumores persiste aun cuando cesan los estímulos que iniciaron dicho cambio.


Pedro Antonio De Jesús Bergés Caratini, patólogo de los Centros de Diagnóstico y Medicina Avanzada y de Conferencias Médicas y Telemedicina (CEDIMAT), explica que todos los tumores tienen dos componentes básicos: las células neoplásicas transformadas y el estroma de sostén formado por elementos no transformados como el tejido conjuntivo y los vasos sanguíneos.


Apunta que las neoplasias se clasifican según las características de sus parénquimas, en benignos y malignos. La distinción entre ambos depende de sus aspectos (morfología) y en último término, de su comportamiento (evolución clínica).


Para diferenciarlo se utilizan cuatro criterios: diferenciación y anaplasia que es el grado en que un tumor conserva su semejanza con las células normales correspondientes, refiere el galeno.


Así, los adenomas tiroideos (bultos que se forman dentro de la tiroides) están formados por signos similares a los del tiroideo normal, y las células de los lipomas son iguales a las del tejido adiposo normal.


Aunque, en general, las neoplásicas malignas están peores diferenciadas que sus homólogas benignas, sus patrones pueden oscilar desde bien diferenciados a muy mal con un intermedio de moderadamente diferenciado. La ausencia de diferenciación recibe también el nombre de anaplasia, y es un rasgo fundamental de las células malignas.


Crecen más rápido

Bergés señala como segundo criterio, la velocidad de crecimiento, que en general, es mayor en los tumores malignos que en los benignos. Sin embargo, algunos cánceres crecen lentamente durante años y después entran en una fase de crecimiento acelerado, mientras que otros aumentan de tamaño con rapidez desde el principio.


Resalta que el crecimiento de los cánceres que nacen en los tejidos sensibles a las hormonas, como el útero, puede variar según los cambios de los niveles hormonales asociados al embarazo o a la menopausia.


Los tumores malignos de crecimiento rápido suelen contener áreas centrales de necrosis isquémicas, porque su irrigación no logra cubrir las necesidades de oxígeno de la masa celular en expansión.


De ese mismo modo, añade la infiltración local, que se caracteriza porque la mayoría de las neoplasias benignas crecen en forma de masas cohesivas, que se expanden desarrollando un reborde de tejido colectivo condensado, o cápsula, en la periferia. No penetran en la cápsula ni en los tejidos normales adyacentes. El plano de separación entre la cápsula y los tejidos adyacentes facilita la enucleación quirúrgica.


Son complejos

Sin embargo, los malignos son infiltrantes, e invaden y destruyen los tejidos normales que los rodean.


No tienen cápsula bien definida ni plano de separación, lo que hace que su enucleación sea difícil o imposible.


El tratamiento quirúrgico de estos requiere de la extirpación de un considerable margen de tejido sano y aparentemente no afectado, detalla el médico.


Además, está el criterio de la infiltración local que se caracteriza de la siguiente manera: la mayoría de los tumores benignos crecen en forma de masas cohesivas, que se expanden desarrollando un reborde de tejido colectivo condensado, o cápsula, en la periferia. No penetran en la cápsula ni en los tejidos normales adyacentes. El plano de separación entre la cápsula y los tejidos adyacentes facilita la enucleación quirúrgica.


Mientras que los malignos son infiltrantes, e invaden y destruyen los tejidos normales que los rodean. No tienen cápsula bien definida ni plano de separación, lo que hace que su enucleación sea difícil o imposible.


Los diferentes tratamientos quirúrgicos

El tratamiento quirúrgico de estos tumores requiere de la extirpación de un considerable margen de tejido sano y aparentemente no afectado.


También está la metástasis que implica la infiltración de vasos linfáticos y sanguíneos y de las cavidades orgánicas por el tumor, seguida del transporte y crecimiento de masas secundarias de células tumorales que no están en relación directa con el tumor principal o primario,  que esa es la más importante de las características que distinguen los benignos de los malignos.


Con notable excepción los tumores cerebrales y los basocelulares de la piel, casi todos los malignos pueden metastatizar.

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