¿Se confirmará en este siglo la existencia de la inteligencia artificial?

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Por Dr. Pedro Mendoza


Confieso que por varios años he querido escribir uno o dos artículos sobre un asunto que a los lectores de diarios de los años setentas nos pareció un poco “capicú”. Aquel asunto era “Inteligencia Artificial” (IA), expresión que el famoso matemático estadounidense, Alan Turing empezó a popularizar a partir del 1960, época en que dio a conocer el resultado de su sesudo trabajo intelectual sobre programación computacional iniciado en los años cincuentas. 


Me anima ahora escribir sobre Inteligencia Artificial, un artículo publicado recientemente en LA INFORMACION, titulado “La Inteligencia Artificial (AI) se oculta entre nosotros”, cuyo autor es mi amigo Aquiles Olivo Morel, donde él expone algunos de los avances sorprendentes de la llamada IA. Pero el principal motivo que me anima a escribir sobre IA es atraer la atención de miles de adolescentes de Educación Secundaria y de niños de Educación Primaria, que tal vez solo “de oídas” han escuchado acerca de este interesante tema. Si al menos cinco profesores de 50 escuelas leen y comentan este artículo con sus alumnos en las aulas, creo que habré logrado mi único objetivo el cual consiste en que esos chicos empiecen a interesarse por la IA, pues mientras la mente de los chicos es distensible-deformable, la de adultos y viejos es rígida y lenta, opuesta siempre a otear qué alacrán se esconde bajo una yagua.

Como he sido educador toda mi vida, casi no puedo evitar el empleo de las definiciones de conceptos y términos que sean el núcleo o la médula del tema que enfoque o describa. Por eso, comienzo diciendo que la Inteligencia Artificial se refiere a un aparato, programa o sistema de cómputo que a través de una computadora simula la inteligencia humana mostrándose así capaz de solucionar algunos problemas. También podría decirse que IA es un programa computacional o software que haciéndose pasar por un humano muy inteligente compite, inteligentemente, con un verdadero ser humano a cuya inteligencia pretende igualar o superar (Norton, 2014).

Pero a pesar de que existe un gran entusiasmo con la IA, sobre todo entre médicos, psicólogos cognoscitivos, educadores, empresas, banqueros y científicos de toda índole, la verdad es que ella todavía parece una conjetura aunque todos reconocemos que la IA sigue patrones. Empero, recordemos que a inicio del siglo 19, el matemático francés, Henri Poincaré, aventuró la teoría de que la única superficie que no tiene agujeros es la esfera porque si usted dibuja un lazo, es decir, un camino sobre ella, éste se puede ir contrayendo poco a poco hasta que se convierte en un puntito y por tanto no deja agujero, sin embargo, fue en 1982 cuando se demostró inequívocamente que la esfera !no tiene agujeros!

Todavía mucha gente educada no cree que exista la IA, pues una computadora no piensa ni intuye nada, solo sigue patrones. Argumentan que el perro policía cuando busca drogas en las maletas de pasajeros, el animal no piensa ni deduce o infiere nada, solo responde a un patrón de olores y voces que aprendió a seguir proveniente de una mercancía y del policía con el que creó un vínculo reducido a: “Busca…. y si encuentras, te doy un premio”. Por ejemplo, en Altamira, mi pueblo, don Ramón Lalá tenía un burro llamado “Maña”, que prestaba generosamente a cualquier vecino que lo solicitara para cargar leña, cacao a arena. Pero Ramón “programó” a “Maña” de tal manera que solo obedecía a la voz suya. Por eso, cuando él lo prestaba a alguien, el señor “Maña” corcoveaba, pateaba y mordía a quien intentara montarlo o ponerle una carga encima; luego huía hacia la casa del dueño.

Ahora bien, ¿para qué nos sirve y nos servirá la IA en el futuro? Bueno, si usted aún no lo sabía, entérese que algo así como la mitad de todo lo que nos ofrece el internet, un iPad o iPhone, es pura IA. Desde el 2007, las principales fábricas de vehículos de todo tipo están invirtiendo miles de millones de dólares, en desarrollar carros, guaguas, grúas, palas mecánicas, tractores y retroexcavadoras que trabajen por si solos sin necesidad de choferes humanos. Hoy mismo varios hospitales de USA, Alemania, Inglaterra y Francia utilizan un sistema de IA para diagnosticar y tratar con antibióticos enfermedades infecciosas causadas por no menos de cien microbios distintos mediante un software IA llamado MYCIN con éxito de 60%; ¡superior a los médicos! Por otra parte, yo creo que antes del 2050, ya en países ricos y muchos del tercer mundo como la RD, la llamada inteligencia grupal será una realidad a través de la IA. Esto permitirá que los estudiantes que no les atraen las matemáticas, al estar en contacto mediante un programa hecho para facilitar la inteligencia grupal, con los que sí tienen talento para ellas, se sientan motivados a emparejarse con estos últimos.

Pero ¿qué dudas todavía existen sobre la IA? Pues, aún nadie ha probado que las computadoras resuelvan problemas inesperados ni que tengan poder de intuición como tenemos los humanos. Esos programas computacionales solo resuelven problemas vía un algoritmo, es decir, por secuencia o cascada. Pueden corregir errores sintácticos pero difícilmente corrigen errores lógicos como son los cometidos por humanos.  

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