La ira, factor común del Trastorno de Personalidad

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SANTO DOMINGO / DIARIO DE SALUD. El Trastorno Límite de la Personalidad es una afección que por años ha hecho sufrir a quienes la padecen y a sus familiares. Y es que una persona con este mal puede desarrollar múltiples enfermedades mentales y terminar en suicidio.


De acuerdo con el doctor Rafael García, en el territorio nacional existen más de cien familias que se enfrentan a este padecimiento psiquiátrico, mientras a nivel mundial se estima que un 1.5 a 4 por ciento lo padece.


Según explica este especialista, las personas que sufren esta enfermedad también conocida como Borderline, desarrollan un patrón de inestabilidad en las relaciones con sus cercanos.


“Muestran una notable impulsividad, que son conductas en las que las personas no tienen control, abusos de sustancias, gastos excesivos, son muy vulnerables al estrés, cualquier situación de tensión los puede poner al borde”, detalló García.


En una entrevista  aclaró que no todos los indicadores de diagnósticos deben estar presentes, pues mientras hay pacientes que son promiscuas sexualmente otras no lo son.


“La conducta suicida es uno de los indicadores más comunes, no solamente es el acto también está la idea o la amenaza. Suelen cortarse las muñecas u otras partes del cuerpo”, precisó.


El trastorno es más común en las mujeres que en los hombres, lo que todavía no tiene una explicación científica. La detección a tiempo es esencial, destaca García.


“El sentido del yo se altera a veces. La persona puede que se vea diferente a como realmente es. Casi nunca entiende el impacto de sus conductas, te ofende y tú tienes que entender que ella estaba bajo estrés”, argumentó el especialista.


También se enfrenan al sentimiento crónico de vacío, se aburren y se sienten que no valen. Pueden estar contentos pero cualquier evento los derrumba. Crean una idea de lo que debe ser el mundo pero es completamente irreal y si no funciona de esa manera se deprime.


“La ira es uno de los factores más importante porque pueden llegar a agredir física o verbalmente a su pareja. Esta es necesario controlarla. Generalmente los fármacos no funcionan en este tipo de problemas, requiere llevar a la persona a comprender su funcionamiento y ayudarlo al cambio de conducta”, sostuvo.


El manejo de estos pacientes debe ser grupal, no individual, porque aprenden a manejar la problemática por las experiencias de los otros pacientes, según el experto.


Esfuerzos frenéticos para evitar un abandono real o imaginado


Patrón de relaciones interpersonales inestables e intensas caracterizado por la alternancia entre los extremos de idealización y devaluación


Alteración de la identidad: autoimagen o sentido de sí mismo acusada y persistentemente inestable


Comportamientos, intentos o amenazas suicidas recurrentes o comportamiento de automutilación


Inestabilidad afectiva debido a una notable reactividad del estado de ánimo


Sentimientos crónicos de vacío


Ira inapropiada e intensa o dificultades para controlar la ira.


Ideación paranoide transitoria relacionada con el estrés o síntomas disociativos graves.



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