EDUCACIÓN

Los centros Cafi ofrecen apoyo integral para la familia

Los centros Cafi ofrecen educación inicial y asistencia a las familias, con el objetivo de fomentar el desarrollo integral de todos
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SANTO DOMINGO/ DIARIO DE SALUD.-- Los niños y las niñas en condiciones de vulnerabilidad tienen una mano amiga en el municipio, donde 2,576 de ellos reciben educación y asistencia en los Centros de Atención Integral a la Infancia y Familia, mejor conocidos como Cafi.


Boca Chica cuenta con siete centros con esta modalidad, como parte de los 294 distribuidos en todo el territorio nacional.


El programa que desarrollan estos centros, una iniciativa del Instituto Nacional de Atención Integral a la Primera Infancia (INAIPI), está dividido en seis estrategias de atención: estimulación temprana, educación inicial, acompañamiento y atención de hogares, fortalecimiento de las buenas crianzas, acompañamiento de padrinos y madrinas a familias con niños y niñas de 0 a 1 año y gestantes de alto riesgo y articulación en red para la garantía de servicios públicos.


Centro La Altagracia


Según Elvira Medina Montero, coordinadora del centro La Altagracia, la selección de los niños se hace por levantamiento: se envían los datos al Inaipi y posteriormente se recibe el listado con las aceptaciones y divisiones para los diferentes centros.


Entre los requisitos para que las familias y los niños y niñas formen parte de los centros está que las madres trabajen y no dispongan de alguien que cuide el menor. Otro factor tomado en cuenta es cuando el infante es cuidado por otro menor, además cuando uno de los padres gana por debajo del sueldo mínino y bajas condiciones económicas, lo que dificulta darle una buena atención y alimentación.


Los infantes de cero a dos años y 11 meses reciben atención cada 15 días en el modelo de estimulación temprana. 


Mientras que los de tres a cinco años (cuando pasan a la educación formal) visitan el centro dos veces a la semana como parte de la estrategia de educación inicial, a través del Programa de Base Familiar y Comunitaria (PBFC).


Los centros están constituidos por un equipo multidisciplinario compuesto por coordinadores, nutricionistas, psicólogos y agentes de educación y desarrollo social.


¿Qué es Inaipi?


El Instituto Nacional de Atención Integral a la Primera Infancia (INAIPI) es una entidad gubernamental que brinda servicios de atención integral de calidad a niños y niñas, desde la gestación hasta los cinco años.


Las familias y comunidades son los principales protagonistas en los centros de atención integral a la primera infancia (CAIPI) y los centros de atención a la infancia y familia (CAFI), los cuales llevan a cabo programas dedicados tanto a los padres como a los infantes.


El INAIPI surgió en enero de 2015, mediante el Decreto 461-14.



¿Cómo funcionan los centros Cafi?


Como parte de uno de los esquemas de los centros Cafi, la estimulación temprana se da desde los 45 días de nacidos hasta los dos años y 11 meses cuando pasan al salón inicial.


Esta estrategia toca varias áreas del desarrollo, como la motriz emocional, cognitiva, y socio-afectiva. El trabajo se hace directamente con los padres, realizando actividades en el centro que pueden ser llevadas al hogar, para hacer un trabajo repetitivo con la finalidad de que se afiance el aprendizaje y desarrollo acorde a su edad, así lo explica Aleida Morillo Jiménez, agente de estimulación temprana del centro La Altagracia de Boca Chica.


“Son cosas que se pueden hacer en la casa, brindando alternativas para que las madres puedan realizar las actividades en el hogar con los elementos que tienen a su disposición”, indica.


Jiménez señala que se va observando el desarrollo del infante para destacar cualquier afección. A la mamá se le imparte un test y en el bebé se va observando el desarrollo para detectar algún retraso y si no hay ninguna condición física o cognitiva, pauta la estimulación con ejercicios, actividades de lenguaje y motrices acorde al crecimiento del niño, expone la especialista.


Los encuentros se realizan cada 15 días, con actividades nuevas dependiendo de la edad de los niños. En infantes de 45 días a seis meses las actividades tratan de buscar objetos, estimular los sentidos visuales y auditivos. En los meses posteriores (de seis a nueve meses) se practica el gateo, cómo se arrastra y la motivación. También a tomar objetos, y pasarlos de una mano a otra.


En la etapa de uno a dos años se enfatiza en la caminata, trasladarse de un lugar a otro; se trabaja mucho el lenguaje con la metodología de que la madre le repita varias veces de forma clara y lenta para que el niño pueda entender y producir la palabra.


Ya próximo a finalizar esta etapa se realizan actividades como pintar y dibujar siempre de acuerdo a su edad.


En todas las actividades se ven involucrados los padres, incrementando la parte afectiva y emocional del niño, afianzando su identidad, autoestima y autoconcepto.


“Como resultado tendremos un individuo con la adecuada autoestima, que se siente amado, protegido y cuidado por sus padres, en eso enfatizamos el trabajo desde que están pequeñitos”, resalta.


Educación inicial


Al cumplir los tres años, los niños pasan a la educación inicial. En esta área se trabaja en el desarrollo de los infantes, a través de actividades como el juego, la lectura, la exploración del medio y el arte. Se trata de fortalecer las buenas prácticas de crianza con el uso de palabras como “permiso”, “por favor”, “gracias”, “¿me lo prestas?” y “discúlpame” hasta que el menor lo haga parte de su vocabulario, indica Jessica Díaz, agente educativa de la sala inicial de tres y cuatro años.


Expresa que la jornada se inicia a las 8:30 de la mañana con un encuentro grupal (un círculo de aprendizaje) en una alfombra didáctica. En esta ronda se actualiza el cartel de asistencia, del tiempo y el calendario. Al mismo tiempo se introduce la planificación que se trabaja por estaciones llamadas “centros de interés”, aquí el niño decide dónde va a trabajar.


Luego se pasa al juego libre, en las zonas de trabajo: aprendizaje, lectura, pensar, arte, drama y construcción. Con preguntas previas, como: ¿qué van a hacer?, ¿cómo? y ¿con quién?, los niños deciden de manera espontánea a qué zona van a ir, y lo que quieren realizar. Después se pasa al pateo, lavado de manos y cara, la merienda y se regresa a la sala para la actividad final, ya sea de arte, música, drama, baile, canto; luego se hace el cierre cuando los padres van a recoger a los niños a las 11:30 de la mañana.


Del número de familias va a depender el número de niños de tres y cuatro años que van a asistir a la sala, porque no se dejan niños sin recibir servicios.


La adaptación de los infantes al principio es un poco dura y trabajosa, revela Díaz, los niños y las niñas son muy apegados a sus madres porque la mayoría no trabaja, pero se va trabajando con el comportamiento y con el apego.


“No son los mismos niños los que entran y los que salen, adoptan un modo de hablar y comportarse diferente y de interactuar con sus padres de forma diferente”.


Elvira Medina Montero, coordinadora del centro La Altagracia, agrega que la institución cuenta con la estrategia de acompañamiento en los hogares, en la cual animadoras van a las casas y “multiplican” lo mismo que se hace en los dos programas. Dan seguimiento a la familia y talleres para fortalecer las normas de crianza.


YOCASTI POLANCO 


Lia y Steisi de un año y seis meses y cuatro años respectivamente, son las hijas más pequeñas de Yocasta, quien forma parte del centro.


Comenta que sus hijas han aprendido bastante y que trata que llevar al hogar cada una de las actividades que se imparten en el centro.


Sin embargo, externa que por la condición de salud de sus hijos (se congestionan), suele faltar a algunas jornadas.

“A cada rato me habla de que aprendió los colores pero yo duro más para llevarlas por su condición, cada vez que está nublado, yo no salgo de esta puerta. A veces yo juego con ellos, me pongo a cantar, yo no salgo de la casa, no salgo para ningún lado”.


RAFAELA VICENTE


Madre de 10 niños, dice que pertenecer al centro ha sido una bendición. Actualmente tiene dos niñas en el programa Cafi, una de cuatro meses y otra de dos años. Comenta que sus hijas han aprendido muchas cosas y que se siente sumamente agradecida por toda la ayuda de la institución.


Agrega que el aprendizaje no es solo para los infantes sino para toda la familia.


Además, el programa le proporcionó ayuda y asesoría para obtener el acta de nacimiento de miembros de su familia.


“He aprendido a jugar con ellos, a darles apoyo y cariño, no maltratarlos. Algunos de mis hijos no tenían actas, por descuido, y el instituto me ayudó para sacarle su acta de nacimiento”.


MARIANO MONTERO


El esposo de Rafaela resalta que se han beneficiado con motivo de que los niños han cambiado mucho, han tomado otra mentalidad, entre otras cosas. “Se portan muy bien, han ido aprendiendo muchas cosas, también a hablar y adoptado un buen comportamiento”.


ILVANIA PEÑA


Tiene dos niños en el programa, uno de dos años y un pequeño de 8 meses. Comenta que han aprendido mucho. "Se ha desenvuelto, he aprendido muchas cosas en los talleres".




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