4 técnicas para combatir la ansiedad

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SANTO DOMINGO/ DIARIO DE SALUD.-- No existe un remedio mágico que combata la ansiedad de la noche a la mañana, pero sí diferentes técnicas que pueden ayudarte a controlarla y reducirla poco a poco.





Se trata de uno de los principales males del siglo XXI y de los más recurrentes consultas en los divanes de los terapeutas.

El primer paso para que la ansiedad forme parte del pasado es conocerla y aprender sobre ella. ¡En este artículo te contamos cómo!


¿Qué es la ansiedad?


Sin pasar a una definición demasiado técnica, debemos decir que la ansiedad es un estado de inquietud que puede aparecer en cualquier momento de la vida.


Cuando alguien está ansioso espera a que algo (malo) suceda y por ello está continuamente expectante o en estado de alarma.


Nada de lo que haga parece calmar las taquicardias, la sudoración o el insomnio. Además, le es muy difícil explicar qué le sucede aunque tenga la capacidad de detectar esa sobreactivación o saber en qué momento o situación la ansiedad comienza a aparecer.


Según explican los psicólogos, existen diferentes tipos de ansiedad. No obstante, los dos más recurrentes son:


Ansiedad rasgo


Aparece desde muy temprana edad (infancia o adolescencia) y conlleva a formar el temperamento o la personalidad.

Básicamente un individuo con ansiedad rasgo reacciona sin pensar, le cuesta relajarse y se sobreexcita con facilidad. No sabe cómo vivir sin estar ansioso, ya que esta sensación es una gran compañera desde hace tiempo.


Ansiedad estado


Se desarrolla por un hecho o acontecimiento específico en una persona que nunca antes había estado nerviosa (o no a tal punto de considerarlo un problema).


Los expertos indican que la ansiedad aparece porque, supuestamente, no hay disponible ninguna otra herramienta psicológica para solucionar el problema.


Podría decirse entonces que es una respuesta excepcional y no una regla.


Ambos tipos de ansiedad pueden existir en una misma persona. ¿Cómo? Si alguien es ansioso “por naturaleza” pero, por ciertas cosas que le suceden, esa sensación aumenta o no se puede controlar como se quisiera.


¿Cómo reducir la ansiedad (sin usar ansiolíticos)?


No son pocas las personas que quieren tratar sus episodios de ansiedad de forma natural, es decir, sin emplear medicamentos recetados por un psiquiatra y que causan dependencia (y una cada vez mayor prescripción para conseguir resultados).


La buena noticia es que hay técnicas más que interesantes que se recomiendan en la consulta psicológica y que vale la pena probar.


¡No te las pierdas!


Comprende el mecanismo


La ansiedad se controla cuando se la conoce. Es preciso saber, como primera instancia, que se trata de una respuesta inconsciente para sobrevivir a lo que la mente considera peligroso.


Las reacciones corporales son también “lanzadas” desde el cerebro para ayudarnos a salir airosos de la situación inminente.


Entonces, pensando de forma lógica y racional podemos deshacernos poco a poco de la ansiedad.


De esta manera no solo le hacemos frente a este problema, sino que quitamos importancia a lo que sucede a nuestro alrededor. Si tememos estar ansiosos… ¡aumentaremos la ansiedad!


Detectar los síntomas apenas comienzan a aparecer también te servirá sobremanera.


No te presiones


Una de las características más importantes de la ansiedad es que nos hace actuar de manera apresurada constantemente.


Un ansioso no puede quedarse de pie ni quieto por más de algunos segundos. También es probable que quiera hacer muchas tareas al mismo tiempo.


Preparar la cena, enviar mensajes a los amigos, echar un vistazo a los deberes de los niños y hacer la colada de la ropa son solo algunos de los ejemplos.


En la oficina la cantidad de ventanas abiertas en el ordenador, los cientos de actividades en la agenda (para el mismo horario) y el aceptar diversas tareas es otro de los signos de un ansioso.


Disminuir ese ajetreo constante te servirá para indicarle al cerebro que debe hacer una pausa.


Caminar más lento, priorizar, tomarse 5 minutos para descansar, dormir la siesta y no sobrecargarse de obligaciones te servirá a su vez para reducir el estrés.


Respira


Cuando se recomienda “respirar” no se entiende mucho, ya que suponemos que se trata de una actividad inconsciente o mecánica.


Sin embargo, nos referimos a un tipo de respiración que nos ofrece más ventajas que incorporar oxígeno a nuestro cuerpo.

Respirar lenta y profundamente nos sirve para relajarnos y tomar el control de cualquier situación.


Si estamos ansiosos lo mejor que podemos hacer en ese momento es cerrar los ojos y respirar lo más pausado posible, pensando únicamente en cómo los pulmones se llenan de aire.


Equilibrarás tu mente y recuperarás energías para continuar con tus tareas.


También puede ayudarte la meditación, una práctica milenaria que nos serena y nos viene de maravillas para los que vivimos en las grandes ciudades.


Meditar es más que sentarse en posición de loto y cerrar los ojos. Se trata de un camino para lograr el crecimiento espiritual y convertirnos en mejores personas. Se dice que entre 30 y 40 minutos al día son suficientes para reducir el estrés y la ansiedad.


Como si fuera poco existen diversos ejercicios de relajación indicados para los ansiosos. Cualquier técnica que elijas o que aprendas será beneficiosa para ti.


Cambia la perspectiva de los problemas


Cuando tienes un episodio de ansiedad quizás no poseas (aún) la capacidad para analizar lo que te sucede. Una de las mejores estrategias para combatir la ansiedad es modificar el ángulo o el punto de vista del causante.


Esto quiere decir que en lugar de dejarse llevar por los sentimientos o reacciones hacer una pausa y analizar el acontecimiento desde un punto de vista más racional.


Puedes, por ejemplo, pensar que se trata de un problema ajeno a ti. De esta manera tendrás una opinión más objetiva. ¡Y te darás cuenta de que no hace falta estar ansioso!


Fuente: Mejor con salud

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