Complicaciones que pueden ocurrir en un parto y necesitas conocer (más vale prepararse)

SALUD180.- El parto vaginal suele asociarse a un parto más natural y con menos complicaciones. Si bien es cierto que no existen los riesgos de una cirugía, como en una cesárea, también lo es que hay complicaciones que pueden ocurrir en un parto y debes conocer, más vale prepararse.

De acuerdo a la Biblioteca Nacional de Medicina de los Estados Unidos, el trabajo de parto suele comenzar entre las 37 y 42 semanas, cuando ocurre antes de las 37 semanas, se considera prematuro.

Este se da en 3 etapas, comenzando con las contracciones, hasta que el cuello uterino se vuelve más delgado y con 10 cm de ancho de dilatación; le sigue la etapa activa, donde se empieza a empujar hacia abajo, hasta que se da la coronación y nacimiento del bebé, para terminar con la expulsión de la placenta.

¿Cuáles son los signos del trabajo de parto?

Las contracciones son la principal señal del inicio del trabajo de parto, las cuales conforme avanza, se vuelven más fuertes, frecuentes y largas. Cuando las contracciones son cada 5 o 10 minutos, es importante buscar a tu médico.

En algunos casos, se recomiendan esperar hasta tener varios signos de trabajo de parto o estar en parto activo antes de ir al hospital, sin embargo, eso debes platicarlo con tu médico al inicio del embarazo.

El Eunice Kennedy Shriver National Institute of Child Health and Human Development, señala que otras señales del inicio del trabajo de parto, son:

• Aligeramiento o sensación de ligereza cuando el feto desciende hacia la parte inferior del útero, moviéndose de la caja torácica a la zona pélvica. No siempre ocurre, y puede darse semanas antes u horas antes de comenzar el trabajo de parto.
• Mayor flujo vaginal, que suele llamarse tapón mucoso y es un flujo claro, rosado o ligeramente sangriento. Este aparece porque el cuello uterino comienza a dilatarse, ya sea días antes del trabajo de parto o cuando éste comienza.
• Dolor o presión alrededor de la parte delantera de la pelvis o el recto.
• Dolor leve en la espalda baja.
• Calambres parecidos a los cólicos menstruales, con o sin diarrea.
• Corro o goteo de líquido, conocido como “romper la fuente”.