Helenny Amparo
Santo Domingo, RD/DIARIO DE SALU.- “Ay Dios mío… mi mamá se me fue, me dejó sola”, era la repetida frase que entre llantos y sollozos invadió la parte frontal y los alrededores del área para atender pacientes covidpositivos de la Ciudad Sanitaria Luis Eduardo Aybar.
Este lunes en el que el cielo grisáceo anunciaba las proximidades de intensas lluvias parecía reflejar el dolor de las dos mujeres que al enterarse de que su madre no había logrado superar la batalla contra la virulenta enfermedad inundaron con sus lágrimas y expresiones de dolor los corazones de quienes se encontraban allí.
Su nombre era Juana y la noticia de su partida debilitó a sus hijas, una biológica y otra de crianza, a tal punto que las mascarillas de estas quedaron desplazadas de instrumento de protección a un trozo de tela que quedó casi tatuado sobre sus caras producto de la humedad. “Ella estaba muy mal, pero yo pensaba que ella iba a salir de aquí y que se iba a poner bien. Yo creía que ella era fuerte”, expresó con palabras cortadas y un llanto imparable la hija de crianza, quien en realidad era nieta pero había vivido toda su vida bajo las alas protectoras de doña Juana. Cansada de caminar en círculos, de ida y vuelta, la joven fue a parar al piso y arrimada a una de las columnas de la edificación se le veía mirar a lo lejos con su rostro enrojecido y buscando consolación en familiares a través de su celular. “Yo le dije que no se fuera y que no me dejara sola, pero me dejó mi mamita. Ay yo quería que ella volviera para la casa conmigo”, contaba.
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