Asocian el reemplazo de válvulas cardíacas menos invasivo con una mejor calidad de vida

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NUEVA YORK, EE.UU./ REUTERS HEALTH.—  Las personas que acceden a una cirugía mínimamente invasiva para reemplazar válvulas cardíacas dañadas logran retomar las tareas diarias con más facilidad y recuperan la calidad de vida, de acuerdo con un nuevo estudio.


El análisis se concentró en la población con estenosis aórtica, que ocurre cuando se estrecha ese vaso grande del corazón, por lo que debe esforzarse para bombear sangre. La enfermedad aparece con la edad y produce dolor de pecho, disnea, fatiga e insuficiencia cardíaca.


Los pacientes del estudio tuvieron una cirugía mínimamente invasiva que resuelve el problema insertando una válvula de reemplazo para poder sostener el flujo sanguíneo. Este procedimiento se conoce como válvula aórtica transcatéter y no se necesita hacer una operación abierta de tórax.


Esos pacientes podían caminar significativamente más en las pruebas de seis minutos para evaluar la capacidad funcional. Sumaron casi 42 metros a la distancia que recorrían antes de la cirugía. Además, registraron una mejoría clínicamente significativa de la calidad de vida y la capacidad de hacer las tareas cotidianas después de la cirugía.


Los resultados aportan nueva evidencia de que el reemplazo de la válvula aórtica transcatéter alivia síntomas como disnea y fatiga, que reducen la capacidad para sostener esfuerzos físicos, según explicó el doctor David Cohen, director de investigación cardiovascular del Instituto del Corazón del Centro de Estados Unidos en Kansas, Misuri.


El análisis incluyó 2.775 pacientes de 20 estudios previos sobre los resultados de este tipo de cirugía. Los participantes tenían 82 años en promedio, y eran pacientes quirúrgicos de alto riesgo por la edad avanzada u otros problemas de salud. Los estudios más pequeños incluían 36-484 pacientes y la mayoría siguió a los participantes entre seis y 12 meses después de la cirugía.


Una limitación del estudio es que muchos de esas investigaciones no eran experimentos controlados para demostrar si el reemplazo de la válvula aórtica transcatéter mejoraría la calidad de vida, o cómo lo haría, según explica en Age and Ageing el equipo de Nicola Straiton, de la Universidad de Sídney.


Straiton no hizo comentarios sobre el estudio.



FUENTE: Age and Ageing, online 25 de enero del 2018

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