Reacciones psicológicas a la hospitalización

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Por Isabel Valerio Lora


“El estado de tu vida no es más que un reflejo del estado de tu mente”. Wayne Dyer.

L os centros de salud son espacios en los que se respira un ambiente impersonal, donde muchas veces hay que despojarse de la ropa que se lleva puesta para utilizar la bata hospitalaria, regirse por rutinas de comidas, medicamentos, sueño , visitas y estar rodeado de personas extrañas, que tiene una función específica que realizar.

Al ser hospitalizado cada enfermo reacciona de forma distinta, dependiendo del tipo de enfermedad, su personalidad y de su situación vital. Algunos pacientes pueden sentirse seguros y con la confianza de que van a ser cuidados y obtener alivio de sus síntomas, mientras otros presentan altos niveles de ansiedad.

La ansiedad es la emoción más común, está presente de manera distinta de la infancia hasta la muerte. Algunos pacientes consideran su enfermedad como una prueba para valorar su resistencia y para soportar el sufrimiento.

Durante la hospitalización aparece la depresión, que surge ante vivencias de pérdida, incluyendo la pérdida de la salud. De ahí que la asociación entre depresión y enfermedad médica sea común. El principal problema es que es diagnosticada con muy poca frecuencia y si no se trata, la calidad de vida del individuo disminuirá, se retrasará la curación y aumentará el riesgo de suicidio.

Cuando se está hospitalizado, se puede sentir temor a la soledad por estar enfermo o a quedar imposibilitado de caminar.

Una intervención psicológica adecuada en los pacientes hospitalizados trata de:

1. Frenar las molestias y disfunciones derivadas de la enfermedad (lo que se puede llamar rehabilitación y/o habilitación alternativa).

2. Evitar o retrasar complicaciones en los cuadros instaurados.

3. Mantener al paciente con la máxima autonomía, libertad e inserción en su entorno.

4. Mejorar la adaptación tanto del paciente como de su familia.

5. Mejorar el cumplimiento de las normas y controles de salud.

6. Implicar al paciente y a su familia tanto en la situación de enfermedad como en su tratamiento.

7. Evitar la pasividad, la dependencia y el conformismo.

8. Mejorar al máximo la calidad de vida en todos aquellos aspectos en que ello resulte posible. 

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