El Servicio de Aparato Digestivo del Hospital Río Hortega de Valladolid y la Sociedad Española de Endoscopia Digestiva (SEED) han organizado la tercera edición de Vallado-LIVE, el Curso Internacional de Endoscopia Biliar y Pancreática en Directo. Durante dos jornadas, más de un centenar de especialistas nacionales e internacionales llevan a cabo casos reales de intervencionismo pancreáticobiliar utilizando dispositivos de última tecnología.
Uno de estos dispositivos es el
endoscopio digital de nueva generación SpyGlass, un endoscopio ultrafino con imagen digital que ofrece una
visión más directa, precisa y de mayor calidad. “Es un sistema de endoscopia miniaturizada. El catéter lleva una videocámara y tiene menos de tres milímetros de diámetro y más de un metro y medio de longitud, lo que nos permite acceder a cavidades del cuerpo muy diminutas y muy lejanas; en nuestro caso, a los conductos biliares y pancreáticos.
Mejora las posibilidades de diagnóstico y de tratamiento de enfermedades de las vías biliares y pancreáticas”, explica el director del curso,
Manuel Pérez Miranda, jefe del Servicio de Aparato Digestivo del hospital vallisoletano y presidente de la SEED.
El especialista celebra que, al igual que ocurrió con la endoscopia en el tubo digestivo, ahora exista esta posibilidad para la vía biliar: “Es una
gran mejoría. Facilita la visión directa de lesiones mejor que por radiología, permite dirigir la toma de biopsias y favorece la realización de intervenciones terapéuticas como la litotricia con láser de cálculos de gran tamaño que no se pueden extraer sin fragmentación previa”.
Prótesis formadora de anastomosisEn Vallado-LIVE también se utiliza el
dispositivo de anastomosis (intervención quirúrgica que consiste en unir dos estructuras anatómicas huecas)
Axios, una prótesis en forma de diábolo de nitinol y recubierta de silicona. “En concreto, esta prótesis está específicamente diseñada para permitir la
formación de anastomosis sin necesidad de sutura”, detalla Pérez Miranda.
De esta manera, la propia prótesis es la que mantiene unidas las dos estructuras anatómicas huecas. “Por ejemplo, se utiliza para unir la vesícula al intestino delgado, lo que se conoce como
anastomosis colecistoentérica, en pacientes que, por su edad o por la presencia de enfermedad tumoral, no son buenos candidatos para una intervención quirúrgica normal consistente en una extirpación de la vesícula (colecistectomía)”, indica el
presidente de la SEED.
Así, Pérez Miranda señala que el uso de esta prótesis formadora de anastomosis es “un tratamiento menos agresivo para los pacientes con
colecistitis (inflamación de la vesícula), parecido al
drenaje por vía percutánea, pero con la gran ventaja de que no necesitan llevar catéteres percutáneos externos, que suponen una limitación de la calidad de vida y un riesgo porque se pueden salir. Estas prótesis se mantienen en su sitio de forma muy duradera y también sirven para
colecciones pancreáticas que, hasta hace poco, solo se podían drenar por vía percutánea”.
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