Burn Out: El enemigo silencioso del rendimiento laboral

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Por Raynelda Núñez, Psicóloga


Hoy día la mayoría de las empresas invierten gran cantidad de recursos en el departamento de gestión humana, con el fin de mejorar las condiciones laborales y beneficiar el estado emocional del personal, aumentando los niveles de desempeño y productividad.


Sin embargo, es notorio que esto no es suficiente para luchar contra los efectos indeseados de una de las problemáticas emocionales más comunes, pero también menos conocida, que se presenta en el ámbito laboral.


El Burn Out o síndrome del trabajador quemado, es el nombre actual utilizado para referirse al síndrome de estrés laboral crónico, propiciado por las situaciones de trabajo que afectan el desempeño personal, familiar y organizacional de las personas.


Este síndrome aunque actualmente no forma parte de los manuales de diagnostico de salud, es aceptado como una problemática del estrés real, que posee sus propios criterios, características e historia.


El término Burnout, fue descrito por primera vez por H. B. Bradley en el año 1969, para referirse a los cambios que presentaba el personal policial que laboraba con delincuentes juveniles.


Más adelante, Freudenbergue profundizó en el estudio de dicho fenómeno y lo denominó Burn Out, incluyéndolo dentro de los términos utilizados en ámbito laboral.


Luego, un voluntario de una clínica para drogadictos en Nueva york, de apellido Herbert, observó cómo sus compañeros con más de tres años en servicio, presentaban los síntomas propios de este fenómeno.


Pero fue a partir de 1980, cuando dos psicólogas norteamericanas definieron de manera definitiva el síndrome de Burn Out, como el síndrome de cansancio emocional, despersonalización y falta de realización personal, que se presenta en individuos que trabajan en áreas de servicio y contacto excesivo con clientes.


Para describir el bur out, debemos comprender el término estrés laboral, dado que este es un signo característico.

En medicina el estrés se define como el proceso físico, químico y emocional, productor de un alto nivel de tensión, que puede conducir a diversas enfermedades.


Es importante destacar, que cada persona posee una capacidad propia de adaptación al cambio y resistencia al burnout.



En este sentido, Carvajal sostiene: “existen personas capaces de separar su situaciones emocionales de las situaciones laborales”, por lo que los efectos del burn out, son distintos en cada persona en las distintas etapas de la respuesta al estrés:


Etapa de alarma: En esta etapa, se reconoce la amenaza y el cuerpo se prepara para la respuesta de agresión o de fuga.


Se incrementan en gran manera, respuestas adaptativas de elevada reactividad, que a su vez producen desequilibrio físicos y químicos en la respuesta corporal, como por ejemplo: cambios en el funcionamiento interno del organismo.


Resistencia: los niveles de resistencia personal se modifican, produciendo cambios de actitudes relacionados mayormente con malos modales, irritación y trato desagradable.


El agotamiento físico y emocional que produce, es progresivo.


En este sentido, los cambios en cada etapa dan lugar a la sintomatología general del burnout.


Síntomas físicos: aumento de la respuesta cardiaca y del ritmo respiratorio, elevado nivel de azúcar en la sangre, incremento de la transpiración, dilatación de las pupilas, afecta la digestión, disminuye o aumenta el apetito, produce problemas gastrointestinales, dolores musculares, dolor de cabeza, cefaleas, dolor de espalda y cuello, alteraciones del apetito sexual, depresión y ansiedad.


Síntomas emocionales: el impacto en este aspecto es mucho mayor y los cambios se presenta en diversas variantes del estado de ánimo: las personas se tornan ansiosos, irritables, de mal humor y conflictivos. En ocasiones los buenos modales desaparecen y desarrollan una hipersensibilidad negativa con altos niveles de suspicacia, que los lleva a reaccionar a la defensiva o indiferentes a los demás compañeros.


Otros síntomas emocionales son: la falta de interés, motivación y de ilusión por el trabajo, comenzando a ver la jornada como un castigo interminable, lo que aumenta aun más los niveles de tensión y ansiedad.


Al igual que, la falta de energía y deterioro de las funciones cognitivas, provocando pérdida gradual de la memoria, dificultad excesiva para concentrarse y aprender y por último, marcada negligencia para utilizar las habilidades personales para el bien común.


Por otra parte, el burnout puede aumentar las tendencias a conductas autodestructivas, situaciones de riesgos psicosociales y laborales, entre las que podemos mencionar: el consumo abusivo de sustancias psicoactivas, legales o ilegales como: alcohol, café, medicamentos y otras drogas, sobre todo en personas con antecedentes de consumo y problemas de sueño, aumentando los riesgos de ocurrencia de conflicto y accidentes en el ámbito laboral y familiar.

Causas del síndrome de burnout:


  • Desempeñar cargos de elevada responsabilidad.
  • Realizar labores aburridas, monótonas y repetitivas por períodos largos de tiempo.
  • Desempeñarse en áreas donde se está en contacto continuo con personas y con elevados niveles de estrés.
  • Trabajar con superiores que abusen del poder, que fomenten el irrespeto, el maltrato psicológico, el acoso al personal generando frustración y descontento.
  • Trabajar jornadas laborales de más de 12 horas.

Existen dos tipos de burnout:


Burn out activo: se presenta como una marcada resistencia, pero con facilidad de adaptación al cambio y conducta asertiva. Las personas en este reglón manifiestan afectividad, son flexibles, educados y honestos, saben hablar y escuchar y son capaces de controlar sus emociones. Se presenta más en el ámbito laboral.


El burn out pasivo: por el contrario se caracteriza por una actitud derrotista e inflexible, apática y sin capacidad de adaptación al cambio. Es común que quienes lo padecen, tiendan a distanciarse de las personas o situaciones que les provocan estrés, reprimen sus emociones, se enojan, importantizan demasiado cualquier situación. Está asociado al conflicto interno psicosocial.


Recomendaciones para el tratamiento de burn out


No se asuste, detecte si tiene las características del burnout y decida trabajar para sanarlo:


  • Trate de relajarse y tome tiempo adecuado para el ocio.
  • Practique rutinas sanas de meditación, oración y ejercicios.
  • Revise la organización y distribución de su trabajo y de ser posible delegue o busque ayuda.
  • Programe solamente compromisos necesarios, evite sobrecargarse.
  • Vigile su alimentación, descanso y sueño y de ser necesario visite a su médico, terapeuta o psicólogo personal.

Recuerde, que lo importante es trabajar para vivir mejor, no vivir para trabajar.

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