Estudio asocia un patrón de sueño irregular con un bajo rendimiento académico

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SANTIAGO/ REUTERS HEALTH - Los estudiantes universitarios que se acuestan y se despiertan a distintas horas durante la semana están poniendo en riesgo su rendimiento académico, de acuerdo con un estudio realizado en Estados Unidos.


Los autores observaron que la constancia horaria todos los días, incluidos los fines de semana, estaba asociada con un mejor promedio académico (GPA, en inglés) en los participantes.


"Los estudiantes universitarios que dormían poco durante la semana y querían recuperar ese déficit los fines de semana tenían peores calificaciones que los que tenían horarios de sueño más constantes", dijo el autor principal, doctor Charles Czeisler, director del Instituto de Salud del Sueño del Hospital de Brigham y las Mujeres, en Boston.


No importó cuánto tiempo durmieron en total. El horario variado de sueño podía anticipar un menor rendimiento académico, aun cuando los estudiantes compensaban las horas de descanso nocturno perdidas con siestas diurnas, según publica el equipo de Czeisler en Scientific Reports.


Los autores estudiaron a 61 estudiantes de entre 18 y 24 años durante 30 días. Los participantes llevaron diarios de sueño y el equipo usó el Indice de Regularidad del Sueño (SRI, por su nombre en inglés) para evaluar los patrones de descanso de los estudiantes. Una persona que se acuesta y se despierta a la misma hora todos los días obtiene 100 puntos y alguien que lo hace a distintos horarios, cero punto.


Aquellos con un resultado en el 20 por ciento más alto del grupo tenían un patrón regular de sueño, mientras que los que quedaron en el 20 por ciento más bajo dormían de manera irregular. Ambos grupos dormían siete horas diarias en promedio, aunque el segundo grupo lo hacía con peor calidad.


Los que tenían un patrón regular de sueño dormían el 55 por ciento del horario nocturno (de 10 P.M. a 10 A.M.) y sólo el 1 por ciento en el horario diurno, mientras que los que tenían un patrón irregular dormían el 42 por ciento durante la noche y el 11 por ciento durante el día.


Eso exponía al segundo grupo a una cantidad mucho menor de luz diurna y relativamente mayor de luz nocturna, lo que retrasa la producción de la hormona del sueño, la melatonina, en el organismo.


Estas diferencias modificaron el reloj biológico de los estudiantes con un patrón de sueño irregular como si hubiesen viajado hacia el oeste durante casi tres horas, según explicó Czeisler. Eso, indicó, explicaría su menor rendimiento académico.


FUENTE: Scientific Reports, online 12 de junio del 2017


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