Las universidades como promotoras de la salud

Por Luis A. Beard, M.A. 

Psicólogo Clínico.

El 7 de abril de cada año se celebra el día mundial de la salud. En esta fecha se conmemora la fundación de la Organización Mundial de la Salud, una institución que impulsa ingentes esfuerzos para garantizar la salud de la población mundial y local. Esta vez, como cada año, es ocasión para que los países e instituciones emprendan acciones sobre un tópico que preocupe a una gran parte de las personas de todo el planeta y que a través del mismo se logre mejorar la calidad de vida de las personas. En esta ocasión, el tema seleccionado para orientar los trabajos de concienciación es la DEPRESIÓN.

La depresión es el trastorno mental más frecuente en la población del mundo; según estimaciones de la Organización Mundial de la Salud, afecta a más de 300 millones de personas. Una buena parte de esta cifra está concentrada en América Latina y el Caribe, donde según la misma fuente, el 5 por ciento de la población la padece, y donde seis de cada diez depresivos no reciben tratamiento (OMS, 2017).

La depresión puede llegar a ser un grave problema de salud dependiendo de la duración, tipo de persona que la padece, intensidad de los síntomas. El sufrimiento en el plano laboral, social, académico y familiar puede estar incluido, en mayor o menor proporción en los síndromes depresivos. La más grave de las consecuencias de su presencia es el suicidio, cada año se suicidan 800 mil personas, siendo el grupo de edad más afectado de 15 a 29 años (OMS, 2017).

Lo más dramático de todo esto, además de afectar una población en plena etapa productiva, de las consecuencias que tiene en el plano psicosocial de las personas; es observar el incremento significativo del número de casos de personas diagnosticadas como depresivas. El incremento, según la fuente anterior, abarca un 18% entre el 2005 y 2015.

En República Dominicana, el 4,7 de la población padece depresión (OMS, 2017), sin embargo, instituciones como la Sociedad Dominicana de Psiquiatría y el Colegio Dominicano de Psicólogos, en distintos escenarios, desde algunos años vienen hablando de cifras muy superiores a esta, señalando un incremento de un 30% en la prevalencia de depresión.

La OMS define a la salud como la presencia de bienestar físico, psicológico y social; no es solo la ausencia de enfermedad. Partiendo de esta premisa, tenemos que concluir que la salud es algo vital pero difícil de mantener. Se puede considerar que esta es el resultado del cuidado que la persona se dé a sí misma, de la interacción que mantenga con su medio ambiente, de las decisiones que tome, principalmente en momentos vitales de su vida; pero también depende de las condiciones sociales, políticas y socioeconómicas en que se desenvuelve.

La salud es algo que se construye a partir de las relaciones cotidianas de la persona, construyendo acciones sanas, que incluyan las familias, los centros de trabajo, de estudio, en la comunidad y el país en general.

El desarrollo integral, basado en una buena salud es la mejor herramienta de que disponen las personas para alcanzar el éxito personal, económico y social. La salud es un componente fundamental para que el individuo alcance la calidad de vida. Debido a lo anterior, es vital promocionar la salud, ya que a través de esta los individuos alcanzan el estado adecuado que le permite desempeñarse mejor en las actividades que realizan como estudiantes, amigos, empleados, padres o hijos.

Para lograr lo anterior, las instituciones académicas, al igual que otras, deben convertirse en promotoras de la salud, impulsando actividades que promuevan estilos de vida saludables entre sus miembros, actividades que concienticen sobre los riesgos de fumar, tomar alcohol, de la obesidad, violencia en general y de género, proporcionándoles a estos, estrategias de empoderamiento ante situaciones difíciles (manejo de conflictos) que pueda afectar a la persona a lo largo de su vida.

La promoción de la salud es definida por la OMS como “el proceso que permite a las personas incrementar su control sobre la salud”. Esto se logra a partir de un enfoque participativo, en el que las instituciones, personas y sociedad, a través de una colaboración directa crean las condiciones que garanticen la salud y el bienestar colectivo. Promoviendo cambios en el entorno, podemos llegar a promover y mejorar la salud individual y colectiva.

La Universidad Tecnológica de Santiago, como institución de educación superior, basada en una filosofía humanista; paralelamente a las estrategias académicas, promueve la formación de individuos íntegros y saludables, capaces de identificar y realizar sus aspiraciones de vida y de adaptarse a los cambios que el medio ambiente experimenta casi de manera continua.

La formación académica en las universidades dominicanas debe estar enfocada en la promoción del bienestar integral y de la felicidad de las personas, así como también, en las fortalezas y virtudes que esta persona tiene. La aplicación de estas habilidades es lo que permitirá alcanzar la felicidad existencial. Quizás la principal habilidad que debe aprender el ser humano es la capacidad de seguir la proyección en el futuro, dejar atrás los conflictos negativos del pasado.

Al formar individuos íntegros y saludables, que sean entes productivos para la sociedad, entonces habrá menos depresión, menos suicidios, menos delincuencia, más seguridad ciudadana, y en sentido general, más salud y mejores condiciones de vida. Pero estas cuestiones no son promovidas por la sociedad que hoy tenemos. Una sociedad basada en el consumo, en la que tener vale más que saber y ser, cuando cualquier cosa material tiene más valor que la vida de una persona.

Cuando seamos capaces de aplicar estos principios, el Día Mundial de la Salud será una celebración, no una mezcla de pesimismo y preocupación a futuro. En definitiva, la salud es un derecho y también un deber de todo aquellos que tienen alguna responsabilidad en mantenerla.