Precariedad y abandono impera en el hospital Doctor Antonio Yapor Heded en Nagua

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NAGUA/ DIARIO DE SALUD.-- Las deplorables condiciones del hospital Doctor Antonio Yapor Heded en Nagua, provincia María Trinidad Sánchez, ameritan que el centro esté cerrado. Según el personal médico, de enfermería y laboratorio, el mismo no está apto para dar ningún tipo de servicios, representando una fuente de insalubridad para quienes van precisamente en buscando de salud.


Y aunque parezcan un tanto alarmistas las afirmaciones, una vez se está en el hospital despejan toda duda al respecto.

Hace tres años que el centro fue intervenido para su remodelación, de estos lleva dos con los trabajos paralizados.


Al iniciar la restauración, el hospital, que en ese entonces ya tenía una sobredemanda, fue reducido su espacio a un 50%, limitándose con esto la capacidad de dar respuesta en todas las áreas.


Cuando el centro de salud fue construido, para el año 1949 por Rafael Leonidas Trujillo, estaba concebido como un hospital municipal para atender a 10 mil habitantes en aquel momento. Hoy la población a la que atiende es de 76,993, según el Censo de Población y Vivienda del 2010.


Si se suma lo reducido de la estructura, lo deteriorada que está por el paso de los años, la falta de equipos hospitalarios, mobiliario y en ocasiones hasta medicamentos, da como resultado una precaria atención en salud.


De 96 camas que tenía el centro, se llevó a 32, que resultan insuficientes para el centro que da servicios no solo a la población de Nagua, sino también a la de Samaná y la zona del Bajo Yuna, teniendo que colocar de tres pacientes por habitación, cuando están habilitadas para dos.


Salud se agrava. Esto, más que por el problema de espacio, genera preocupación en médicos y enfermeras, porque en ocasiones deben ingresar a pacientes con afecciones de salud que no son compatibles.


Un ejemplo nos citó la enfermera Yokasta Santos con 23 años en el hospital, quien dijo tenía ingresado un paciente con pie diabético junto con otro afectado por neumonía. No había espacio pero a ambos había que ingresarlos.


“Eso es una contaminación muy grande porque una neumonía no se puede ligar con un pie diabético, coge bacteria”, aclaró Santos.


Esas doce habitaciones que fueron habilitadas en la primera fase de la remodelación no tienen ninguna característica especial, y evidencian tanto desgaste que cuando se retomen los trabajos, estas deberán repararlas de nuevo.


La estación de enfermería está situada en el pasillo entre las dos hileras de habitaciones. Dos mesas destartaladas sirven para sostener los expedientes de los pacientes y los medicamentos indicados que quedan totalmente expuestos.


Pero estas servidoras tampoco tienen lugar donde descansar cuando hacen la guardia. Les toca también el pasillo, según narraron.


Sin embargo esas no son las únicas precariedades de la que adolece el Yapor Heded. No cuenta con un área de cuidados intensivos, tampoco tiene equipos para radiografías, es decir, que si ingresa un paciente de trauma, antes de que se le atienda debe ir a un centro privado a realizar las imágenes para verificar donde están las fracturas para tratarla.


Seis deprimidos consultorios no están en condiciones para dar consultas. La escena es indignante, gente que tiene que esperar parada a cada lado de la pared, en un sombrío y desgastado pasillo adornado con un baño en abandono que desprende un nauseabundo olor, que impide a veces estar en el área.


A penas tiene equipos para realizar sonografías y el laboratorio que fue trasladado de espacio, por lo que solo se hacen las pruebas de emergencia.


Mirtha Guzmán, encargada de esta área, explica que a donde fue llevado ahora el laboratorio es una diminuta habitación que resulta insuficiente para el personal que labora en el mismo.


Entre 8 y 10 personas toman muestras y realizan pruebas en unos escasos metros donde se acomodaron como se pudo los equipos para tales fines.


Guzmán, está desesperada porque se reinicien los trabajos y el centro pueda volver a ofrecer las atenciones como antes.

Detalló que antes recibían hasta 200 pacientes por día, hoy solo pueden atender entre 80 y 100.


Según el director del hospital, Gustavo Damián se ha dado respuesta a la localidad, dentro de esas limitaciones.


El proyecto de rehabilitación ha pasado por varias manos. En la actualidad está a cargo de la Oficina de Ingenieros Supervisores de Obras del Estado (Oisoe) y de acuerdo al médico este mes retomarán los trabajos.


En cambio al gobernador de la provincia Napoleón Jiminián prometió que en diciembre pasado estaría entregado.

Ambos son de esas tantas voces que prefería que por lo vieja que es la edificación, se construyera un nuevo hospital.


El centro de salud más cercano que tienen los moradores de Nagua y zonas cercanas, es el de San Francisco de Macorís.


Debería estar cerrado. El cirujano Guarocuya Almánzar entiende que ese centro que no tiene condiciones de higiene ni espacio para brindar salud, debería estar cerrado. Aunque admite es el único que funciona en la región a pesar de las precariedades.


Su trabajo está limitado, pues aunque ve pacientes, con frecuencia tiene que referirlos a otros centros porque ahí solo se realizan las cirugías de emergencia.


Deploró que esta situación no preocupe a la clase política, solo porque no les deja beneficio.


A su juicio esa edificación debió demolerse. Dijo que el techo lo han reparado en seis ocasiones y todavía cuando llueve, escampa a fuera y sigue el aguacero en el centro.


De acuerdo al alcalde del municipio de Nagua, Junior Peralta, los residentes tienen más de 20 años en la lucha por un hospital.


Fuente: HOY DIGITAL

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