Gente de éxito

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Por Juan Rafael Pacheco


La gente siempre busca de qué hablar. Un día, unos hombres de negocios conversaban acerca de qué significaba tener éxito.


“Éxito es ser invitado a la Casa Blanca para conversar con Donald Trump¨.


Otro agregó rápidamente que éxito sería estar en esa visita, que suene el teléfono de las emergencias, y el presidente lo ignore. El tercero añadió que éxito es que el presidente, levantando el teléfono, se lo pase a uno diciendo: “Es para usted”. Todos explotaron en carcajadas.

Muchas personas sin verdadero éxito se toman la vida demasiado en serio, y piensan como los amigos de la anécdota. El éxito depende de la actitud que cada quien tenga frente a la vida, más que de la importancia que uno quiera darse.

La vida no se puede tomar en serio. Trabaje responsablemente, pero no descuide ni sacrifique otros aspectos. Añada grandes dosis de amor a lo que haga, así como un permanente buen sentido del humor. Sus esfuerzos lograrán mayores metas que las que usted haya podido proponerse.

Vivir para trabajar, no. Eso se llama esclavitud, como también es esclavitud vivir solamente pendiente de lo que a cada quien le gusta hacer, sea ver televisión, jugar golf, ponchar teclas en el computador o enviar mensajes por el WhatsApp. Hay gente que se entrega con tanta seriedad y se exige tanto en cuanto hace, que la vida le pasa de largo, mientras viven creyendo que son gente de lo que ellos llaman “éxito”.

Y no tienen tiempo para reír, ni ver caer la lluvia, ni para oír algún pajarito trinando en la rama de un árbol… No tienen tiempo para jugar con los niños, disfrutar de sus ocurrencias… A veces, tristemente, llega la tarde y entra la noche sin que sepan que el día va llegando a su fin, como también va esfumándose poco a poco el gozo de la vida. Qué lástima.

Y no comparten con su familia, ni leen algo que no tenga que ver con sus usuales intereses, ni se enfrascan en una buena conversación con un amigo querido. Y pasan de ser buscadores de “éxito” a verdaderos “muertos en vida”.

Decía algo que leí sobre el tema que éxito, en todo el sentido de la palabra, es saber caminar por la vida sabiendo hacia dónde vamos, y pararnos de vez en cuando durante el trayecto para reír un poco, tomar oxígeno, abrazar al que está a nuestro lado, y orar a Dios.

Algo así pensaba William Channing, un hombre bueno y sabio que vivió hace ya más de cien años. Orador elocuente, optimista y entusiasta, amigo sincero del género humano, nos legó unas líneas de una belleza incomparable, que comparto con todos mis lectores, y que dicen así:

“Vivir contentos teniendo poco. Buscar elegancia sin buscar el lujo, y lo delicado, en lugar de lo que está de moda.

Ser dignos y respetar, ser pudientes sin ser ricos, estudiar intensamente, pensar tranquilamente, hablar suavemente.

Ser pacientes escuchando a las estrellas y a los pájaros, así como a los imprudentes y a los sabios, con el corazón abierto.

Tolerar todo con alegría, hacer todo con bravura, esperar por las ocasiones sin apresurarse.

En una palabra, dejar que lo interior, lo sencillo y lo consciente se haga parte de mi todo.

Ésta es mi sinfonía…”
He ahí la mejor definición de gente de éxito.
Bendiciones y paz.

Este cuento aparece publicado en la página 113 de mi libro “La Mariposa Azul y los Regalos de Dios – Historias y cuentos para sanar tu corazón”. Disponible en Librería Cuesta y La Sirena.



 

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