Por: Lic. Carolina Peralta, Psicóloga
Antes de leer el siguiente artículo respóndase las siguientes preguntas:
Si ha respondido afirmativamente a la mayoría de las preguntas anteriores la buena noticia es que es posible que su coeficiente intelectual sea muy elevado, es usted inteligente. La mala es que es posible que tenga problemas para interactuar con los demás pues, sus habilidades de socialización son escasas y pobres. Recuerde unas son de cal y otras de arena, lo importante es conocerse, aceptarse, tratar de sacar provecho y saber convivir armoniosamente con sus limitaciones.
Ahora analice las siguientes cuestiones si usted es padre o madre, y además de todo lo que detallamos anteriormente percibe en su hijo/a o en algún familiar que le preocupe lo siguiente:
Si la respuesta nuevamente ha sido afirmativa en la mayoría de los casos, es probable que el diagnostico ante estos síntomas tenga como respuesta uno de los trastornos del espectro autista.
Aunque nada es concluyente y sugerimos que el diagnóstico del autismo sea realizado por un equipo multidisciplinar (neurólogo, psicólogo, psiquiatra, terapeuta del lenguaje y, en ocasiones, otros profesionales especialistas en este tipo de trastornos), el siguiente artículo puede resultarle muy interesante.
El autismo es el más conocido de los trastornos generalizados del desarrollo (TGD), por esta razón se denominan trastornos del espectro autista (TEA). Según el Manual Estadístico y Diagnóstico de Trastornos Mentales (DSM) y en base a su última revisión, DSM-IV. Los mismos afectan la comunicación (verbal y no verbal), la interacción social, y la realización de actividades, que se ve limitada en número y presenta un patrón repetitivo y monótono. Dichos trastornos se pueden diagnosticar formalmente a la edad de 3 años, aunque nuevas investigaciones dicen que es posible emitir un diagnostico a los 6 meses.
El autismo es un trastorno complejo del desarrollo neurológico, caracterizado por dificultades en las relaciones sociales, alteraciones de la capacidad de comunicación, y patrones de conducta estereotipados, restringidos y repetitivos, tales como arreglar objetos obsesivamente o seguir rutinas muy específicas.
Se presenta en cualquier grupo racial, étnico y social, y es cuatro veces más frecuente en los niños que en las niñas. No guarda relación alguna con el nivel socioeconómico, ni el área geográfica. Según estadísticas de 3 a 6 niños de una cantidad de 1000 lo padece y aproximadamente el 80% de los adultos autistas están desempleados.
Los síntomas van de leves a severos, afectando de forma diversa y con distinto grado de intensidad a cada individuo; esto significa que dos personas con el mismo diagnóstico pueden comportarse de manera diferente y tener aptitudes distintas.
Los trastornos del espectro autista incluyen el trastorno autista, síndrome de Asperger, síndrome de Rett, trastorno de desintegración infantil, y trastorno generalizado del desarrollo no especificado.
El diagnóstico diferencial entre los diversos trastornos se establece atendiendo a aspectos como el grado de desarrollo del lenguaje, la edad en que aparecieron los primeros síntomas y la severidad del trastorno. No existen pruebas médicas específicas que determinen de qué trastorno se trata y, por lo tanto, el diagnóstico del tipo de autismo se basa en la observación de las manifestaciones clínicas, entrevistas con el paciente y su familia.
A la fecha sus causas son desconocidas, aunque se sospecha que se debe a mutaciones en los genes pero, se pueden agrupar en cuatro grupos básicos:
Un diagnostico temprano permite una intervención temprana, la cual es crítica para que el paciente pueda disfrutar de un entorno educativo apropiado, por lo menos por dos años durante la etapa preescolar, lo cual va a simbolizar mejoras significativas en niños con trastornos del espectro autista.
El tratamiento debe abarcar programas enfocados en el desarrollo de habilidades de comunicación, socialización y cognoscitivas. Sin embargo, no existen medios efectivos para prevenir el autismo, tratamientos eficaces o cura.
Cabe destacar que grandes personalidades al pasar de los años han sido diagnosticadas como autistas y han sido exitosas, entre ellas Albert Einstein, el cineasta Tim Burton, Michael Phelps, Mozart y Beethoven, pues al enfocarse en temas determinados los autistas suelen ser excelentes en las áreas que les apasionan y que desarrollan.
Al pasar de los años las personas han ido desarrollando conciencia al respecto, conociendo la existencia del mismo y desarrollando tolerancia hacia quienes padecen este síndrome. Aunque aún nos falta mucho.
Desde el 2007 cada 2 de abril se conmemora el “Día Mundial de Concienciación sobre el Autismo” decretado por la Asamblea General de las Naciones Unidas, en su afán de perseguir una vida justa, digna y gratificante para los adultos y niños que padecen este síndrome, teniendo como fin promover los derechos de las personas con autismo, su participación e inclusión a nivel social.
Por: Lic. Carolina Peralta, Psicóloga.
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