Si estás pensando en cirugía plástica, que sea con un médico acreditado

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MADRID, AGENCIA EFE / DIARIO DE SALUD.-- España es uno de los países del mundo donde más cirugías plásticas se practican. Durante la Navidad se produce también un repunte en la cantidad de intervenciones estéticas, entre un 15% y un 20% por encima del resto del año, según informa la Sociedad Española de Cirugía Plástica Reparadora y Estética (SECPRE).


La campaña #PideUnCirujanoPlástico, impulsada por esta sociedad científica, anima a los pacientes a asegurarse de que el médico cuente con un título oficial y homologado.


Según la Sociedad Española de Cirugía Plástica Reparadora y Estética (SECPRE), en España se realizan cada año más de 201.000 intervenciones de cirugía plástica, un concepto que incluye la cirugía reparadora y la estética.


En la sanidad privada española existen cerca de 9.000 médicos que realizan este tipo de operaciones, de los cuales poco más de 1.200 cuentan con una titulación homologada, tal y como afirma César Casado, secretario general de la SECPRE.


Con el fin de informar sobre los peligros del intrusismo en esta especialidad, la SECPRE ha puesto en marcha la campaña online #PideUnCirujanoPlástico, que destaca la necesidad de asegurarse de la cualificación de los médicos para prevenir resultados de mala calidad.


El profesional deberá disponer de un único título oficial y homologado, el de “Médico Especialista en Cirugía Plástica, Estética y Reparadora”, que se obtiene después de seis años de licenciatura en Medicina y al menos otros cinco de residencia en Cirugía Plástica vía MIR.


Situación de la cirugía plástica en España


En España se realizan al año más de 93.000 intervenciones de cirugía plástica en la sanidad pública -principalmente reparadora- y más de 108.000 en la sanidad privada -sobre todo estética-, pero solo aquellas con una finalidad clínica están cubiertas por la Seguridad Social, según se informa desde la SECPRE. 


En la sanidad pública esta sociedad científica denuncia también el gran déficit de cirujanos plásticos en los centros sanitarios del Sistema Nacional de Salud, donde solo el 25% cuentan con estos especialistas frente al 70% de los hospitales privados.


Las cirugías estéticas más frecuentes que se practican siguen siendo el aumento mamario y la liposucción, y si atendemos a las reparadoras, las reconstrucciones de las secuelas oncológicas y de accidentes y el tratamiento de pacientes quemados y con malformaciones congénitas son las que se realizan con más asiduidad.


La medicina estética, por su parte, no está recogida en España como una especialidad, por lo que productos como el bótox y el ácido hialurónico pueden ser administrados por cualquier médico. “El problema es que peluqueros y esteticistas se están animando a inyectar la toxina botulímica y también hay dentistas poniendo ácido hialurónico en los labios”, advierte.


Por las complicaciones que pueden ocasionar, este tipo de productos deben ser manejados exclusivamente por médicos, y así lo establece la Agencia Española del Medicamento y Productos Sanitarios (AEMPS).


Intrusismo


La campaña #PideUnCirujanoPlástico surge en respuesta a “la proliferación de médicos que se agrupan en torno a diferentes sociedades que recogen en su denominación la palabra plástica, pero rara vez existe un cirujano plástico”, explica César Casado.


Estas sociedades, sostiene, “ni siquiera están reconocidas por la Federación de Asociaciones Científico Médicas Españolas”.


El experto aclara también que “un otorrino podría realizar una rinoplastia porque forma parte de su especialidad, pero no un aumento mamario”.


A la hora de denunciar una mala práctica, “el paciente muchas veces no se anima a hacerlo cuando no es un especialista porque no está colegiado o por la vergüenza de haberse sometido a una cirugía en determinadas condiciones”, afirma Casado.


Ausencia de regulación


Dada la situación de alegalidad existente al respecto en España, que carece de una ley regulatoria de la especialidad, no es necesario ser experto en cirugía plástica para ejercer esta disciplina, tal y como explica César Casado: “En España, si un traumatólogo hace una blefaroplastia (reconstrucción del párpado) o un psiquiatra pone prótesis mamarias, no están cometiendo un delito”.


“En la SECPRE recibimos denuncias diarias y queremos alertar a la gente de que cuando se vayan a poner en manos de un profesional, acrediten que efectivamente es especialista”, señala el experto.


Esta sociedad lleva años reclamando la aprobación de una ley que regule la práctica de la cirugía estética en España, ya que, según argumenta Casado, estamos a la cola en relación a los países de nuestro entorno, como Estados Unidos, Francia, Bélgica y Dinamarca, donde ya es una realidad.


Por otro lado, la tributación en el IVA, según define Casado, es una de las muchas trabas a las que se enfrenta esta especialidad, ya que “una intervención de cirugía estética tributa un 21% de IVA, que salpica exclusivamente al cirujano plástico”.


“Tenemos limitaciones absurdas porque se sigue pensando que es una especialidad de lujo, pero tiene una labor médico-quirúrgica muy importante”, informa.


Los implantes de mano o el tratamiento de los pacientes de grandes quemados, por ejemplo, forman parte de la especialidad.


Cuando la cirugía se transforma en obsesión


Cada vez son más los famosos que recurren al bisturí para cambiar su imagen. Reid Ewing, actor de la serie Modern Family, ha reconocido que padece una adicción a la cirugía estética debido a un trastorno dismórfico corporal, tal y como explicó él mismo en un artículo del Huffington Post. 


“Se está perdiendo un poco el norte respecto a los objetivos reales. Para someterte a una cirugía estética tienes que tener un complejo real y algo que sea objetivable, no tiene sentido querer tener el pecho con un volumen desmesurado o querer operar una nariz que está cosméticamente bien”, señala César Casado.


Las personas con dismorfofobia siempre se van a ver con una situación física desagradable, aunque estén perfectas. Ante un paciente así, Casado sostiene que “el médico tiene un código deontológico y debe saber cuáles son los objetivos reales”.


“Cada vez más gente acude a consulta con un teléfono enseñando selfies. Se tiene menos capacidad de tolerar una mínima deformidad y acudimos a técnicas quirúrgicas que implican meter a un paciente en quirófano, con anestesia y riesgo de sangrado y mortalidad”, precisa el secretario general de la SECPRE.

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